Vigencia de una técnica árabe

MIRAMUNDO POR GABRIEL RUMOR

MIRAMUNDO POR GABRIEL RUMOR

Alicante, una de las ciudades emblemáticas de Andalucía, decidió tomar por los cuernos el toro de las innundaciones que con frecuencia mortifican a sus habitantes, mediante la misma técnica que los ancestros árabes utilizaban hace diez siglos.

La Marjal

La Marjal

En la zona de San Juan, informa el GUARDIAN, las autoridades han construido el parque de La Marjal, que actúa normalmente como área recreativa y de reserva natural aunque su función primordial es almacenar y reciclar a una planta de tratamiento la lluvia de los torrenciales aguaceros; como los  aljibes que sirvieron en épocas remotas y, de nuevo, se han revelado funcionales y eficaces.

La Marjal después de una fuerte lluvia

La Marjal después de una fuerte lluvia

Por necesidad, los gobernantes musulmanes que controlaron durante ocho siglos el sur de España, se convirtieron en expertos en la gerencia de las escasas lluvias y, por desgracia, esa experiencia se fue olvidando desde su expulsión tras la toma de Granada por los Reyes Católicos en 1492.

Ahora, el príncipio es similar: cuando la lluvia rebasa la capacidad de evacuación del alcantarillado, el exceso es conducido al parque, tan vasto como 18 piscinas olímpicas y sembrado de plantas endógenas del Mediterráneo que han favorecido el rápido poblamiento de animales de pequeña talla y hasta noventa variedades de aves locales y migratorias y, de ñapa, la siembra de peces comedores de larvas ha contribuido a erradicar de la ciudad los incómodos mosquitos.

No escapa al cambio climático

No escapa al cambio climático

Un sistema de alarma se activa cuando estalla la tormenta para advertir a los visitantes que deben abandonar las instalaciones de La Marjal, que se construyó en 2015 a un costo de  3.7 millones de euros y cuyo mantenimiento anual apenas cuesta 50 mil a la municipalidad.

90 especies de aves

90 especies de aves

Es, en síntesis, una experiencia digna de copiar por otras ciudades de una Península que confronta problemas por el aumento de la temperatura, la agroindustria que consume el 80% del agua disponible, y el reto que entrañan los millones de visitantes extranjeros.

Los descendientes del infortunado Boabdil han de sentirse reconfortados.

Varsovia octubre 2019