Buscando al soldado Wilson

MIRAMUNDO por Gabriel Rumor

MIRAMUNDO por Gabriel Rumor

 

 

 

 

Para Chispas, co-autora

Wilson, el héroe canino

Wilson, el héroe canino

Después del final feliz de la saga de los hermanitos Mucutuy, perdidos y rescatados en la selva del Putumayo, la atención pública colombiana se ha centrado en la suerte de Wilson, el perro pastor belga con rango de soldado, héroe máximo de la aventura, que desapareció tan pronto los cuatro niños indígenas brotaron de la espesura.

La avioneta siniestrada, Foto Fuerzas Armadas Colombianas.

La avioneta siniestrada, Foto Fuerzas Armadas Colombianas.

Habían transcurrido cuarenta días desde el avionazo de la Cesna 206 que los devolvía el primero de mayo de Araracuara a su comunidad en San José del Guaviare,  después de una breve visita al padre de los  pequeños, evadido de emergencia para eludir el ajuste de cuentas de un grupo guerrillero disidente de las FARC; seis semanas en que se estuvo tan pendiente de la búsqueda que algunos maliciosos creyeron husmear una maniobra de distracción orquestada por un presidente arrinconado por su errática gestión.

Como este cronista –entre ellos- que halló incluso una  cierta similitud con los tiempos en que la anterior dictadura venezolana solía desempolvar a verdes marcianitos cada vez que la situación política amenazaba su tiranía.

Rescatistas y rescatados

Rescatistas y rescatados

Pero no; era auténtico el episodio colombiano que ameritó la movilización de un centenar de militares, indígenas de la región, aviones, helicópteros y drones, y un comando canino de narices privilegiadas, encabezado por el soldado Wilson, un verraco rintintín de seis años que penetró en la selva  profunda y no cejó hasta dar con la infantil caravana.

Raya en el milagro que sobrevivieran en semejante entorno, sin más alimento que frutillas y raíces silvestres cuando agotaron el casabe y las chucherías que su infortunada madre embarcó para amenizar la travesía; sin restar méritos al coraje de Lesly, la hermana mayor  adolescente, que asumió las riendas de la huida del aparato siniestrado, apoyándose en la sabiduría ancestral de su tribu Huitoto que, desde los cinco años pone a sus niños en contacto con la selva, enseñándolos a pescar y aprovechar los recursos de la naturaleza.

Epílogo feliz

Epílogo feliz

Ni olvidar el ingrediente espiritual, tal vez el más fascinante de todo el culebrón, de las creencias mágicas que impulsaron a los rastreadores indígenas, convencidos de que la protección de los duendes selváticos mantendría en pié a los pequeños hasta devolverlos sanos y salvos a don Narciso y doña Fátima Mucutuy, sus abuelos, y el recurso en última instancia a bejucos alucinógenos como el  mambe y el yaje, que sellaron el éxito definitivo cuando las ánimas forestales se convencieron de la bondad de sus pesquisas y propiciaron el hallazgo.

Con los pequeños a buen recaudo en una clínica bogotana, se abre ahora el capítulo del soldado Wilson, cachaco genuino, nacido en Chiquinquirá, integrante de un binomio canino especializado de las fuerzas armadas, que según el comandante de la operación se extravió por las características del terreno, la humedad y las condiciones adversas de la zona.

Wilson perdido en la selva

Wilson perdido en la selva

Los últimos testigos lo vieron enflaquecido mas no desorientado sino prevenido, como advierte su instructor, ante la confusión de voces, confiando en que su instinto cazador le permitirá sortear el acoso de serpientes, jaguares y otras bestias que rondan la región.

Por ahora, su humillante condición castrada frustró el romántico recurso de dos perritas en celo enviadas al rescate, el comandante de la Operación Esperanza se ha comprometido a mantenerla hasta que Wilson retorne con sus compañeros, seguramente ya los productores cinematográficos imaginan los detalles de una emocionante miniserie, y, lo que sería estupendo, en ausencia del Gabo, tal vez Daniel Samper Pizano afile su pluma socarrona para divertirnos con los detalles de una aventura tan rocambolesca, digna de la “histeria colombiana”.

Varsovia, junio de 2023