AL BATE, EL RECICLAJE

 por Gabriel Rumor

Los bates quebrados, que llegan incluso a la presidencia en algunas republicas bananeras, se venden como souvenirs en los stadiums de los Estados Unidos y reciben un tratamiento especial en el Japón, acorde a la arraigada cultura de reciclaje del imperio oriental, refiere un reportaje en el New York Times.

Palillos chinos con historia deportiva

Palillos chinos con historia deportiva

 

Ante la evidencia de que diez mil piezas se parten cada año en el campeonato nacional de béisbol y es  imposible reemplazarlo con la producción local a base de un árbol – el aodamo, exclusivo de la isla de Hokkaido- ahora en etapa de reforestación tras un largo periodo de explotación abusiva, los bates han tornado a elaborarse mayormente de arce y fresno blanco importados.

Reciclaje de bates

Reciclaje de bates

En un tiempo, los desechos se quemaban en  barriles en los dugouts para calentar durante los entrenamientos primaverales, hasta que el empresario Hyogoo Uratani, fabricante de palillos chinos que en su juventud había jugado a la pelota, tuvo la idea de reciclarlos y convenció a los doce equipos de ambas ligas niponas a participar a cambio de ver sus logos impresos en sus productos.

 

Hyogoo Uratani

Hyogoo Uratani

Con disciplina samurai, los bates son recibidos  por vía postal y su procesamiento aprovecha hasta su más mínima parte: el barril es suficientemente duro para cinco o seis pares de palillos, la empuñadura se convierte en calzadores de zapatos y mangos para cubiertos y de la capa redondeada se producen vasos.

Palillos chinos con identidad propia

Palillos chinos con identidad propia

Mientras tanto, la Liga aporta varios millones de yenes cada año a la Sociedad Preservadora de Aodamo, que, junto a otros donativos han servido hasta ahora para plantar diez mil árboles, que no estarán disponibles sino hasta bien avanzado el presente siglo.

Federación de Beisbol de Japón plantando aodamos

Federación de Beisbol de Japón plantando aodamos

Algunas acciones son simplemente cosméticas, como la siembra de aodamos en los alrededores de los stadiums de Tokyo y Nagoya, con el sueño de verlos, algún día, transformados en bosques. A condición de correr con mejor suerte de los replantados en Hokkaido, que resultaron un manjar demasiado atractivo para los ciervos y debieron ser protegidos con plástico.

Caracas, febrero 2019

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