Drones, un negocio que vuela

MIRAMUNDO POR GABRIEL RUMOR

MIRAMUNDO POR GABRIEL RUMOR

Para Gustavo Artiles, pionero

Si, hoy día, el vecino del imberbe Dustin Hoffman le hubiese llamado aparte en su fiesta de graduado para sugerirle la vía más expedita hacia la fortuna, en lugar de plásticos le indicaría abocarse con todas sus fuerzas a la explotación comercial de los drones.

Un negocio muy rentable

Y es que según datos de la Administración aeronáutica estadounidense citados en un reportaje del Financial Times, la actividad que en el principio estuvo reservada al entretenimiento dominical pareciera hallarse en un punto de inflexión, gracias al software y profundos cambios tecnológicos, hacia un boom similar al que la internet significó a fines del anterior milenio.

Alrededor de 450 mil aparatos – cifra que las autoridades estimaban para el año 2022- surcan ya los cielos norteños, recogiendo imágenes cartográficas y fotografías artísticas e industriales e incluso contribuyendo al combate contra la delincuencia, en un mercado mundial que de acuerdo a la banca Barclays creció en los últimos cinco años de 4 a 40 millardos de dólares y se traducirá en 100 millardos en ahorro productivo.

Drones con utilidad

Por ejemplo, ya no es necesario que los técnicos de telecomunicaciones arriesguen la vida para realizar sus inspecciones, cuando pueden dirigir a los drones desde tierra, o contratar costosos servicios de helicópteros para supervisar el estado de los oleoductos; mientras en otros lugares están generando información climática, monitoreando las fronteras, apoyando a los guardabosques, colaborando con la policía en el seguimiento de peligrosos malhechores o, como en Tanzania, rociando con insecticidas los campos para combatir el paludismo.

Para las empresas pioneras está planteado un paradójico problema de crecimiento veloz que si bien anula, por un lado, ideas como la distribución de productos por la vía aérea que Amazon.com imaginó hace cinco años, abre posibilidades tan sorprendentes que aún esperan soluciones para un mercado cuyas dimensiones son difíciles de vaticinar.

  Combate a la malaria en Tanzania

Combate a la malaria en Tanzania

Por ejemplo, condados como Los Ángeles han comprendido que un dron de mil dólares es tan práctico como un helicóptero que cuesta un millón para monitorear el tránsito urbano; pero los que se adquirieron en el Kruger Park de Sudáfrica para capturar a los cazadores furtivos resultaron inadecuados y han obligado a revisar la tecnología para crear mapas tridimensionales de mayor exactitud.

La necesidad forzó en los Estados Unidos, hace dos años, la colaboración de 8 mil emprendedores en una plataforma básica –Auterion- para acordar niveles comunes, reducir costos y acelerar los desarrollos, facilitando a los usuarios emplear múltiples drones con un solo control.

Es un proceso que tiene, por supuesto, detractores que advierten de peligros a la privacidad, el orden público y la seguridad en aeropuertos y zonas pobladas, y la utilización de los artefactos para actividades ilegales y criminales, mientras otros hallan intrusivos e inconvenientes algunos procedimientos administrativos que serían negativos para principios constitucionales básicos como la libertad de expresión.

Varsovia enero 2019