¡NO MORIREMOS JAMÁS!

 por Gabriel Rumor

Se intensifica la búsqueda de terapias que eliminen las células senescentes, en la lucha para frenar el envejecimiento y mantener más sana a la gente por un tiempo más prolongado.

La Unity Biotechnology, a las afueras de San Francisco, California, ha recibido desde su fundación en 2011 donativos por más de 385 millones de dólares de grandes empresas como Amazon y PayPal; desde mayo se cotiza en la bolsa de valores y su primera medicina llegó a las farmacias dos meses más tarde, para el tratamiento de la osteoartritis.

La ansiada eterna juventud

La ansiada eterna juventud

Según el GUARDIAN londinense, el laboratorio integra la  avanzada de grupos como Oisin Biotechnologies en Seattle, Senolytic Therapeutics en España,  Cleara Biotech en Holanda y CellAge en Escocia, cuyo objetivo no es sólo de atenuar el agobio de los años sino restaurar la juventud.

Las células senescentes –explica el matutino- fueron descritas por primera vez a fines de los 50 y permanecieron como una curiosidad hasta que, en 2008, la doctora Judith Campisi, del Buck Institute for Research in Aging, también en California, halló que las células secretan un cocktail de cuatro factores que envenenan el tejido circundante, igual que una manzana podrida arruina toda la cesta.

Qué ocurriría si erradicásemos esas células malévolas, se preguntaron entonces los científicos y el doctor Jan van Deursen, de la Mayo Clinic, demostró, en 2011, que mediante un truco genético podrían retardarse algunos de los estragos de la edad en animales envejecidos prematuramente,  propiciando el desarrollo vertiginoso de una industria que hasta la fecha ha patentado una docena de productos.

Restaurar las células

Restaurar las células

En ratones, la remoción de esas células ha probado demorar o aliviar desde la fragilidad a la disfunción cardiovascular y la osteoporosis y, más recientemente, desórdenes neurológicos y, aunque sea aventurado afirmar que prolonga la expectativa vital, estudios publicados este verano habrían mostrado un incremento de 36% en ratones que recibieron tratamiento a una avanzada edad.

Entre los laboratorios existe, como es lógico porque el señuelo comercial agudiza la competencia, una  carrera sin cuartel para adelantar las pruebas de laboratorio que comprueben la autenticidad y seguridad de sus terapias.

UNITY se propone hallar microcélulas llamadas senolitos que inhibirían la ruta biológica que permite a las células senescentes resistir la muerte natural de las células ancianas en órganos bien concretos -como las rodillas, los ojos y los pulmones- que contienen los productos, a fin de evitar los indeseados efectos colaterales; y, por su parte, OISIN intentará matar todas las células zombies de un solo golpe, cargando el cuerpo con nanopartículas que insertan un gen suicida en cada una de aquellas.

La ancianidad que se detiene

La ancianidad que se detiene

Que los tests con animales tengan éxito no significa que lo mismo sucederá con los humanos, pero, aunque el escepticismo es de rigor, el matutino británico concluye que hay motivos de esperanza si, en un futuro, la ingestión a partir de una edad mediana de una píldora cotidiana sin efectos secundarios desagradables, pudiera traducirse en esos años adicionales con que soñamos cuando la cita con la Parca parece cada vez más cercana…

Caracas, enero 2019