Crece la contaminación animal

MIRAMUNDO por Gabriel Rumor

MIRAMUNDO por Gabriel Rumor

 

 

 

 

 

Tanto nos hemos acostumbrado a la contaminación ambiental que la noticia de la captura de una descomunal carpa-koi híbrida en un lago francés olvidó referirse al turbio origen del animal, responsable de la hazaña de un pescador británico.

Treinta kilos pesó el soberbio ejemplar de origen chino-japonés, capturado en la región de Champagne después de media hora de dura pelea con el deportista que, tras la foto de rigor, lo devolvió a las profundidades, evocando la crónica que PLANETA VITAL incluyó hace algunos meses del problema representado por la mascotas de acuario que finalmente van a dar a ríos y lagos por negligencia de sus propietarios.

Y es que una porción de los 200 millones de pececitos dorados comerciados anualmente en los Estados Unidos se botan alegremente y comienzan aplantear un problema e incluso una amenaza para los ecosistemas; por ejemplo en Burnsville, Minnesota, donde las autoridades se vieron forzadas a demandar a los propietarios que suspendiesen la práctica al comprobar que, una vez liberadas, sus primorosas mascotas podían crecer varias veces su tamaño habitual hasta devenir una pesadilla.

Foto New York Time

Foto New York Time

Mencionaba la crónica que hasta 50 mil ejemplares fueron removidos del condado de Carver para evitar que devorasen la flora subacuática que hasta entonces bastaba para alimentar las especies endógenas; con el problema añadido de que, al igual que las carpas, esa variedad puede reproducirse y sobrevivir en el invierno a pesar de niveles reducidos de oxígeno, como ha sido tal vez el caso del ejemplar publicitado en estas semanas.

Un hecho nada novedoso porque peces-león carnívoros, originarios de la región indo-pacífica, liberados tras el huracán Andrew en 1982, se cebaron en las especies caribeñas, contribuyendo a la proliferación de algas en los arrecifes del Golfo de México.

Pirañas

Pirañas

Y mucho menos un fenómeno local, porque  recordamos en Polonia, años atrás, el ataque de pirañas a un bañista en el río Oder fronterizo con Alemania y denuncias de que el voraz depredador amazónico había sido visto incluso en las aguas del Vístula que atraviesa la capital, que loros y cacatúas de vivaces plumajes atacaban en los bosques a las especies autóctonas y que tortuguitas ornamentales se reproducían como conejos.

La televisión polaca reportó entonces que un cocodrilo de regular tamaño merodeaba en los hermosos lagos Masurianos vecinos a Lituania y mostró familias enteras de mapaches cerca de la ciudad de Poznan; por lo común, mascotas de origen doméstico abandonadas por sus dueños en la temporada vacacional en las proximidades de centrales eléctricas, que desechan aguas con la temperatura adecuada para esas especies de climas más cálidos.

Más recientemente se registraron alertas en los Estados Unidos, Australia y Canadá, y, cuando fue extraído del lago Tahoe un pez dorado de casi un metro y dos kilos de peso– una miniatura en comparación con el coloso francés- un reportero llegó a denunciar al comercio de peces ornamentales como responsable a escala global de la tercera parte de las peores especies acuáticas invasivas del planeta.

Que, aparte de los daños ambientales, obligan a gastos de importancia en la rehabilitación de esas aguas;  como el contrato que los vecinos de Carver debieron suscribir con una empresa para combatir los cardúmenes y otro tanto los de Washington en la restauración de un lago próximo a Spokane.

Varsovia, diciembre de 2022.