UN RIO QUE BIEN VALE UNA PLEGARIA POR SU SALVACIÓN
En Yuma, Arizona, informa el New York Times, los pastores evangélicos de origen mexicano están rezando por la salvación del río Colorado, amenazado por el urbanismo, la sequía, la sobreexplotación y el cambio climático.
American Rivers, una ONG conservacionista, lo ha situado en el primer lugar de su lista anual de los cursos en mayor riesgo, porque el cambio climático reduce la pluviometría e incrementa la evaporación del Lago Mead, y las demandas de agua en los siete estados ribereños bañados por el río.
Víctor Venalonzo, Helia Martínez y Juan Manuel Almanza son algunos de los numerosos predicadores que en la región fronteriza mexicano-estadounidense decidieron ecologizar los sermones dirigidos a una feligresía cuyas preocupaciones están centradas, más bien, en temas tan pedestres como el pago de sus mensualidades, el desempleo y mantener a sus hijos fuera del alcance de las drogas.
Y así ha sido porque las circunstancias han acorralado al otrora caudaloso río de 2.300 kilómetros que provee de agua potable y la irrigación para los cultivos del territorio donde vive un tercio de la población latina de los Estados Unidos, reduciéndolo en ciertos rincones al nivel de una raquítica quebrada.
En síntesis, un don de Dios que la Biblia les ordena proteger con medidas tan simples como acortar el tiempo bajo la ducha, optar por autolavados que reciclan sus aguas servidas y no dejar basura en las riberas en los picnics de fin de semana.
Uno de los escollos es la actitud pertinaz de quienes no aceptan que los pastores deban dedicarse a esos problemas, sin comprender que, así, asumen las iglesias un papel de transformación comunitaria y dan voz a los nuevos inmigrantes que no están familiarizados con las costumbres políticas estadounidenses.
Se trata, como afirma uno de los voceros, de crear un sentido de responsabilidad respecto de la tierra y la vida animal, que dañamos con nuestras actividades, y, algunos sociólogos creen percibir los albores de un poder latino a través de la politización de la agenda evangélica, precisamente cuando la Administración Trump ha reducido un tercio del presupuesto de la Agencia de Protección Ambiental y pregona su intención de desmantelar todos los compromisos aceptados por el presidente Obama en el campo internacional.
La preocupación ecológica ha venido cimentándose a través de iniciativas individuales, como la excursión que un grupo de fieles realizó a las Montañas Rocallosas para comprender el origen del agua que ingieren cada día o la revelación que uno de los pastores tuvo durante sus frecuentes viajes a Israel del peso considerable que los ríos pueden ejercer en la estabilidad de cualquier región.
Varsovia, junio 2017
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