Los premios In-Nobles de este año
Marc Abrahams, editor de la revista Annals of Improbable Research, la sacó de jonrón en 1991 creando los premios Ig-Noble, una parodia de los venerables galardones noruegos a las contribuciones científicas más extravagantes, inútiles e incluso imbéciles, engendradas en los laboratorios más encopetados del globo, en una ceremonia que ha devenido un evento tan esperado como los Oscar o el SuperBowl, trasmitida en directo por la Radio Nacional Pública de Estados Unidos y la Internet y repetida el viernes siguiente al Día de Acción de Gracias en el programa de radio Ciencia Viernes de ese país.
En 2022, por ejemplo, se premió a quienes estudiaban la costumbre de los patos de nadar en fila india, cómo el estreñimiento influye en el apareamiento de los escorpiones, de qué manera los ritmos cardíacos de una pareja se sincronizan al conocerse, por qué los documentos legales son por necesidad difíciles de comprender y la razón de que el éxito elude a las personas más talentosas prefiriendo a las más afortunadas….
Ahora, como de costumbre en vísperas del otoño, esperábamos con curiosidad el galardón de salud pública, otorgado al Retrete inteligente del surcoreano-estadounidense Seung-min Park; una combinación de tecnologías que monitorea y analiza las emisiones de heces y de orina e identifica al autor con una impresora adaptada a su culo para prevenir patologías en tiempo real.
Cinco muchachos de la Rice University, recibieron el premio a la ingeniería mecánica por su técnica necrobótica de reanimación de las patas de arañas muertas como pinzas de prensión.
El polaco Jan Zalasiewicz, de la Universidad de Southampton, ganó en química y geología al explicar la afición de numerosos científicos a chupar rocas, como el italiano Arduino hace tres siglos, para identificarlas con una visión agudizada por la superficie húmeda de las partículas minerales, como demostró saboreando un trilobite de 400 millones de años mientras pronunciaba su discurso de agradecimiento.
En nutrición, ganaron Homei Miyashita de la Universidad Meiji University y Hiromi Nakamura de la Universidad de Tokio, con sus palillos de comer y pitillos de tomar electrificados que incrementan en la lengua el sabor de los alimentos.
Investigadores que revisaron decenas de cadáveres para contabilizar un promedio de 120 pelosidades en el orificio izquierdo y 112 en el derecho de la nariz y su efecto en la caída del cabello obtuvieron el premio de medicina; el de comunicación fue para un equipo hispano-argentino por sus revelaciones sobre el Albah datirevni o capacidad para hablar etnemacimordnilap…¡al revés! y el de literatura para el hallazgo de que la mayoría de los lectores encuentra peculiar una palabra al verla repetida diez o veinte veces consecutivas en un texto.
El de física, a un trascendental estudio español sobre las turbulencias atmosféricas y cambios de mareas provocadas por las anchoas cuando se aparean apasionadamente en el litoral de Galicia; y finalmente, el de psicología, al descubrimiento, sin duda histórico, de que nuestro impulso natural es imitar a la multitud que observa un edificio o lugar determinado
Los galardonados de 22 países han recibido la recompensa ya tradicional de un billete de diez billones de dólares de Zimbabwe – menos valioso todavía que durante su vigencia oficial, aunque seguramente más que alguna revolucionaria divisa sudamericana- e intercambiarán sus profundas experiencias el próximo noviembre en la Universidad de Cambridge, Massachusetts.
Varsovia, septiembre de 2023.
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