Formidables eco-iniciativas
Abrumado por el tsunami de noticias negativas que a diario vomitan los noticieros, el lector busca con ansiedad señales que estimulen el deseo de continuar existiendo; con resultados que frecuentemente superan las expectativas.
Por primera vez–informa el GUARDIAN londinense- será mapeada la extensa red de hongos subterráneos, estimada en millardos de kilómetros –que actúa como el sistema circulatorio del planeta así como los árboles le ayudan a respirar- para protegerlo de la expansión de la agricultura, el urbanismo, la contaminación, las sequías y los cambios climáticos, incrementando su capacidad de absorber y almacenar el dióxido de carbono.
Patrocinante del proyecto es el magnate financiero Jeremy Grantham y la ejecución estará a cargo de la Sociedad para la Protección de las Redes Subterráneas, que agrupa científicos de los Países Bajos, Canadá, los Estados Unidos, Francia, Alemania y la Universidad de Manchester en Inglaterra, quienes recogerán más de 10 mil muestras en colaboración con organizaciones conservacionistas locales en lugares claves identificados mediante inteligencia artificial.
El primero será la Patagonia y seguirán la tundra canadiense, el altiplano mexicano, las cumbres andinas, Marruecos, el Sahara Occidental, el desierto israelí del Negev, las estepas de Kazakhstan, la taiga rusa y los pastizales y altas praderas del Tibet.
Se corregirá así el enfoque en vigencia limitado a la superficie, aunque siempre se supiera cuán vitales son los hongos para la estructura y la fertilidad de la tierra y el ciclo carbónico global, por su capacidad para guardar hasta ocho veces más carbón que los ecosistemas carentes de él y generar poderosos compuestos orgánicos; con el objetivo de sustituir el actual régimen agrícola basado en maquinarias e ingentes cantidades de fertilizantes que interrumpen el normal intercambio entre los hongos y las plantas, haciéndolas paradójicamente más dependientes de la química y más vulnerables a la erosión, la sequedad, las pestes y los agentes patógenos.
Y otro estudio, patrocinado por el Puerto de Vancouver en la Columbia Británica canadiense, referido por The Scientist, investigó el ADN en huesos de salmones de dos mil años de antigüedad, revelando la exitosa explotación de la tribu Tsleil-Waututh de granjas pesqueras en la región del Pacífico Noroccidental sin dañar las reservas.
Antropólogos de la Universidad de Victoria destacan la lección que encierra esa piscicultura ancestral de extraer preferentemente ejemplares machos para la preservación de las especies marinas.
El estudio reveló que indígenas solían ahumar e ingerir ejemplares machos que identificaban por su color, coloración y la protuberancia de sus dientes frontales, aptos para fertilizar numerosas hembras, que continuaban de esa manera su función reproductora y aseguraban el futuro de la especie y el sustento vital.
El próximo paso será ampliar el muestreo en espacio y tiempo para recabar un mayor volumen de testimonios de los Tsleil-Waututh, a fin de verificar absolutamente la antiguedad de un criterio ecologista en aquella tribu, que podría servir de apoyo a su gestión ante el Gobierno canadiense para obtener derechos ampliados de pesca en virtud de la experiencia acumulada antes de la conquista europea.
Si bien no todos los expertos aceptan la utilidad de tal práctica, ahora que la piscicultura se realiza de manera intensiva, les entusiasma la forma en que la investigación ha ensamblado la ciencia moderna con las tradiciones orales aborígenes generalmente menospreciadas.
Varsovia, diciembre de 2021
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