En Valencia, el mejor museo de Europa
El Etnográfico de Valencia ha sido elegido el mejor museo de Europa por un jurado que apreció su “sólida base ética y un compromiso apasionado para conseguir un cambio positivo en la región”, enfrentando “el pasado con valentía para navegar por un futuro incierto” con un diálogo abierto e inclusivo.
Se candidatearon 33 centros de dieciocho estados miembros del Consejo de Europa y la ceremonia de premiación tuvo lugar en Barcelona, España, hace un par de semanas, en un ambiente enrarecido por la guerra en Ucrania y los coletazos de una pandemia que dista mucho de darse por vencida.
Es el caso del Museo Valenciano de Etnología, fundado en 1992 en un convento del siglo XVI que antes alojó un orfanato, cuyas galerías permanentes ilustran los ecosistemas culturales de la provincia, involucrándose en temas tan controversiales como las exhumaciones para identificar a víctimas de la Guerra Civil y los profundos cambios demográficos en los últimos años por las oleadas migratorias.
El Premio del Consejo de Europa recayó en el Museo de los Trabajadores en Copenhagen, Dinamarca, en la Mansión del Pueblo del siglo XIX, que vincula el pasado y el presente del movimiento obrero y abre al público una colorida Sala de Banquetes para sus eventos gremiales.
El premio Kenneth Hudson al coraje institucional y la integridad profesional fue para el memorial del periodista turco-armenio Hrant Dink, asesinado en Estambul en 2007 a las puertas de Agos, el semanario bilingüe que creó para defender hasta su sacrificio final los principios de la democracia, la igualdad, la justicia, los derechos humanos y las libertades públicas.
El premio Siletto a la participación y compromiso ciudadano fue para el Museo Arqueológico Otar Lordkipanidze en la espléndida villa de Vani, Georgia, vinculada con el mítico Vellocino de Oro; el premio Museo de Portimao a la acogida, la inclusión y la pertenencia se entregó al Chillida Leku en el País Vasco, consagrado a la memoria del famoso escultor Eduardo Chillida, en la granja que el artista compró en 1980 y devino museo al aire libre, veinte años después, con cuarenta obras monumentales y un centenar de piezas más pequeñas; y al Museo Suizo de la Agricultura en Burgrain, entre Zurich y Berna, que forma parte de un complejo agrícola con un jardín pedagógico, una antigua granja, una tienda biológica y un viejo hangar renovado donde se exhibe maquinaria campesina, fue el premio Meyvaert al desarrollo sustentable.
Menciones especiales fueron para el museo Thackray de Medicina, dentro del hospital de la Universidad de Saint James en Leeds, Reino Unido; el museo conmemorativo de los combates del escritor Ilia Chavchavadze por la democracia y la igualdad social, en Tbilisi, Georgia; el museo Schlossberg en la antigua colina fortificada de Graz, Austria; el FeliXart en Drogenbos, Bélgica, que intenta forjar puentes entre las diversas comunidades lingüísticas, en la casa que fue del artista flamenco Felix de Boeck; la abadía de Payerne, Suiza, la iglesia románica más importante de la Confederación, estrechamente vinculada con la de Cluny, y, finalmente, el Depósito Boijmans Van Beuningen, inaugurado recientemente en Rotterdam, Países Bajos, para cobijar más de 151 mil objetos acumulados desde mediados del siglo XIX.
Se reconoció, así, en la edición número 46 del prestigioso evento, la capacidad de las instituciones para alcanzar la excelencia en todos los aspectos de su labor, trasgrediendo convencionalismos, auspiciando la innovación y rompiendo con el concepto museístico tradicional de meros locales expositivos, para actuar como agentes del cambio social.
Ellas enfrentan, afirmó Amina Krvavac, presidenta del jurado, las complejidades políticas, económicas y ambientales de nuestros tiempos, participan activamente en la exploración del pasado y promueven el diálogo y la comprensión, limando las barreras entre las diferentes comunidades.
Varsovia, junio de 2023
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