Avanzamos, a pesar de la COP28
Mientras los 80 mil delegados a la COP28 en Dubai atraviesan la densa capa de smog proveniente de los campos petroleros para escuchar al presidente de la conferencia, Sultan al Jaber, ministro de industria de los Emiratos Arabes Unidos, responsable de la contaminación, los medios dan cuenta de numerosas iniciativas que contribuyen de manera más eficaz al bienestar del planeta.
La hojarasca discursiva y el cabildeo se adueñaban de las maratónicas sesiones mientras las autoridades de New York aprobaban una nueva legislación forestal para aumentar a 30% la cobertura vegetal actual de 22%, con la siembra de 250 mil árboles al horizonte de 2035.
Con el apoyo de científicos universitarios y ONG y nuevas tecnologías que garantizarán una implantación más eficiente y equitativa hacia las comunidades de color, que no cesan de denunciar un tratamiento discriminatorio en los barrios marginales; pero, sobre todo, más duradera.
Porque mediante el sistema lidar será posible sembrar y monitorear el estado de salud en tiempo real de árboles más resistentes a enemigos urbanos como los meados caninos y la sal esparcida en las calles durante la época invernal, hasta setenta veces más activos contra la contaminación ambiental.
En Francia, también las temperaturas en aumento estimularon la iniciativa de tres jóvenes arquitectos de sustituir los emblemáticos techos de París con terrazas vegetales que además incrementarán la biodiversidad.
Tras los pasos de Zurich, Linz y Rotterdam, el reto de la capital es muy especial porque cuatro de cada cinco edificios tienen techos de zinc que absorben con gula los rayos solares y serían reemplazados por plataformas de madera para crear jardines, terrazas e incluso caminerías, a un costo asumido por los propietarios y eventualmente resarcido con fondos públicos.
Aún en Francia, la municipalidad de Créon, un bastión medieval próximo a Burdeos, emprendió una campaña de implantes de robles rojos americanos, viñas y grandes jazmines en las áreas públicas para proteger de veranos cada vez más calurosos, exacerbados por sus construcciones en piedra calcárea, su plaza principal desprovista de vegetación y transformada en estacionamiento y el patio de la escuela absolutamente asfaltado.
Los cinco mil vecinos fueron invitados a vegetalizar sus fachadas con tilos, hayas, arces, perales, cerezos japoneses, arbustos y plantas de colores y una exposición inaugurada en noviembre por el alcalde, satisfecho del regreso de las mariposas y los retoños de amapolas, presenta los trabajos de estudiantes de arquitectura, urbanistas y paisajistas asociados con las universidades de Bordeaux Montaigne y de Florencia, evolucionando del concepto ornamental tradicional a un jardín en movimiento con rasgos exclusivos de la ciudad girondina.
Y, finalmente, en China, la adopción de un sistema de plantíos eco-amistosos ha reportado a la ciudad de Moyang, provincia sudoccidental de Guizhou, beneficios económicos y ecológicos al ritmo de la reanimación rural.
El secreto es el empleo de métodos verdes y avanzada tecnología, con drones e irrigación por goteo, en la imbricación de legumbres y pitahayas para frenar la proliferación de malezas en una superficie de 73 hectáreas habitada por ganaderos que, a cambio del forraje para sus rebaños entregan los desechos animales como fertilizante orgánico tras un proceso de fermentación en tanto que pollos, patos y gansos picotean para devorar las plagas y los gusanos.
En resumen, un esquema donde sólo hay ganadores entre las empresas, cooperativas y agricultores, con una treintena de obreros permanentes y más de 1.500 temporales, cuya producción va a los mercados de Beijing y otras grandes ciudades, sin más publicidad que las fotos colocadas en la internet por los turistas que llegan atraídos por el espectacular panorama.
La pitahaya de Luodian fue declarada un rubro nacionalmente protegido y la ciudad galardonada por su producción de 39 mil toneladas que seguirá incrementándose, lógicamente, y alcanzar en el futuro un volumen suficiente para alimentar a todas las conferencias que seguirán congregando al eco-turismo devenido folklórico fenómeno anual, mientras el planeta continúa yéndose al demonio.
Varsovia, diciembre de 2023
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