Pensamos con las tripas
La psicobioma es una bacteria alojada en nuestros intestinos que determina la manera en que pensamos, sentimos y actuamos, afirma un reportaje de la revista NATURE sobre los trabajos que la empresa Holobiome realiza en sus laboratorios de Cambridge, Massachussets, para extraer nuevos tratamientos contra la depresión y otros achaques del sistema nervioso del lugar que, francamente, parecería el menos indicado.
Y es que, según la prestigiosa revista, dado que el desarrollo farmacológico contra los desórdenes neuropsiquiátricos luce estancado desde hace decenios y muchas medicinas no son aplicables a todo tipo de pacientes y producen efectos indeseables, los “psicobióticos” son vistos como una promisora alternativa en un mercado multibillonario.
En efecto, la microbioma intestinal pesa dos kilos, -seiscientos gramos más que el cerebro- y además de bacterias, virus y hongos, aloja miles de especies de microbios y posee hasta 20 millones de genes que pueden fabricar y utilizar nutrientes y otras moléculas en formas que no puede el cuerpo humano; en resumen, es una impactante fuente de nuevas terapias.
Fundada en 2015, Holobiome espera efectuar la primera experiencia en humanos dentro de un año, capitalizando la evidencia en aumento que vincula la bacteria intestinal con enfermedades tales como el autismo, la ansiedad y el Alzheimer, generadoras de depresión, insomnio, constipación y dolor visceral similar al del síndrome del intestino irritable.
Los epidemiólogos han descubierto conexiones intrigantes entre los intestinos y los desórdenes cerebrales, como el hecho de que la depresión está presente en pacientes con síndrome de intestino irrritable, que la gente con autismo tiende a mostrar problemas digestivos y que los enfermos de Parkinson son propensos a la constipación.
Son diversas las vías de acción: algunos microbios pueden secretar moléculas que viajan por la sangre hasta el cerebro; otras pueden estimular el nervio vago, que se extiende de la base del cerebro hasta los organos del abdómen, y también existen vínculos indirectos, como la inflamación que es un factor clave en desórdenes como la depresión y el autismo.
La bacteria intestinal es fundamental para el correcto desarrollo y mantenimiento del sistema inmunológico porque, según demostraron investigaciones recientes, el poseer la mezcla errada de microbios puede entorpecer el proceso y generar inflamación, mientras que productos microbiales pueden influenciar lo que se conoce como células enteroendocrinas, que se hallan en el revestimiento del intestino y expulsan hormonas y otros péptidos, y pueden ayudar a regular la digestión y controlar la producción de insulina.
Sin embargo, también pueden secretar la serotonina, un neurotransmisor que escapa de los intestinos y viaja a través de todo el cuerpo, de modo que, concluye el reportaje, hallar el psicobiótico ideal demanda cultivar, identificar y probar nuevos microbios intestinales en una labor que ocupará, todavía, mucho tiempo a los científicos de Holobiome.
Varsovia, octubre 2020.
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