¡RESPÉTEME, SOY UN BURRO!
por Gabriel Rumor
Es chocante el bajo prestigio de que los burros gozan ahora y nuestra insistencia en asimilarlos a jefes de gobierno y personajes políticos que no brillan precisamente por su inteligencia, porque hubo tiempos en el Antiguo Egipto cuando se les construía tumbas especiales para que los más íntimos de los faraones los acompañasen en su viaje al más allá…
Los burros son animales muy útiles
Y para reparar tamaña ofensa, acaba de reunirse en la cuarta edición del Donkey Welfare Symposium patrocinado por la Universidad de Cornell en Ithaca, New York, un grupo de 77 veterinarios, protectores y defensores de los derechos de la especie, como el doctor Eric Davis de la Universidad de California, habituado a tratar gratuitamente, no importa dónde, a estos bichos taciturnos que sufren frecuentes abusos y son sacrificados para producir carne y gelatina.
Burro africano
Les interesa, además, destruir mitos como la terquedad con que se confunde su cautela, que quizás tenga su origen según expertos consultados por el New York Times en que su antecesor, el burro africano, era salvaje y tenía que decidir él solito adónde ir, de qué alimentarse y, puesto ante el trance, si correr o pelear en su territorio individual.
Tampoco pecan de cobardía, porque, como han dado fe los huéspedes del evento, los burros suelen hacer frente a perros, lobos y coyotes e incluso se reporta una pelea con un puma montañés y, por eso, sirven de protección a chivos, corderos y otros animales.
Burro rebuznando
Nuestra civilización les debe mucho porque, domesticados hace 6 mil años, fueron ellos y no los camellos quienes abrieron la ruta comercial del Sahara entre Egipto y Mesopotamia y, desde entonces, han acarreado piedras para edificios, comida, municiones y, por supuesto, gente tan ilustre como el propio Jesús, que hizo a lomo su entrada en Jerusalén el famoso Domingo de Ramos.
Y, sin embargo, protestan los 77, se los menosprecia mientras abundan los museos en honor a su pariente más noble, el caballo, quizás porque no son tan airosos ni tan excitantes ni, por supuesto, tan veloces, pues no andan sino a dos velocidades: despacio y más despacio…
En su defensa han surgido numerosas organizaciones en Inglaterra y los Estados Unidos, tanto para los animales en cautiverio como sus congéneres masacrados en países africanos como Nigeria, Níger y Burkina Faso, para extraerles una sustancia similar a la gelatina que los chinos utilizan en medicamentos, mientras disminuye su valor como transportista por el auge de la motorización.
Como el cuento de Platero y yo
Si eso llega a suceder, ha advertido el doctor Davis, los amantes de la especie debería esforzarse para hacer lo más humano posible ese destino inevitable, como una justa retribución a lo que la civilización debe a esos animalitos que movieron a pastores, mercaderes y conquistadores por el mundo en los albores de la civilización.
Varsovia diciembre 2016
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