El Pastor Marino
Sea Shepherd, el Pastor Marino, la organización ambiental que opera cinco buques cazadores de pesqueros piratas en los océanos, acaba de realizar una de sus hazañas más notables, neutralizando a uno de los cinco barcos más buscados, después de una persecución de 110 días por más de 10 mil millas náuticas de dos mares y tres océanos.
Acorralado, el Thunder fue, quizás, hundido por su propio capitán cerca de las costas de Nigeria, después de una épica persecución a través de aguas plagadas de icebergs, tormentas con ciclones y olas de 20 metros y enfrentamientos físicos con las tripulaciones del Bob Barker y el Sam Simon, sin evitar, sin embargo, que documentación comprometedora cayese en manos de la justicia para procesarlos penalmente.
El Bob Barker fue bautizado en honor del conocido presentador del programa de TV The Price is Right, que dió cinco millones de dólares para su compra, y el Sam Simon, que costó dos millones, fue mayormente adquirido gracias al donativo del creador de la serie Los Simpsons.
El Internacional Herald Tribune ha informado en detalle la persecución del pesquero que, al violar las prohibiciones y las áreas protegidas, era uno de los más buscados como principal responsable de la caída hasta en un 90% de las reservas oceánicas de marlines, atunes y peces-espada.
Se hizo así acreedor a un alerta de la INTERPOL, que había quedado en letra muerta por la indiferencia de los estados, pero sirvió de estímulo a Sea Shepherd, la ONG con su cuartel general en Amsterdam y el patrocinio de personalidades como Sean Connery, Brigitte Bardot y Martin Sheen, que mantiene cinco buques cazadores con tripulación de 120 personas y unidades en más de una docena de países, para monitorear las andanzas de los pescadores furtivos.
Una tarea complicada, desde luego, porque buques como este Thunder se movía con el radio localizador apagado para pescar y entrar y salir de los puertos sin ser notado, y el nombre, que cambió hasta media docena de veces, estaba grabado sobre la borda, en una plancha metálica fácil de sustituir.
En los últimos diez años, el Thunder, de fabricación noruega, había realizado ventas ilícitas valoradas en 76 millones de dólares, tenía una tripulación de 40 hombres, la mayoría indonesios, encuadrados por oficiales españoles y un capitán, de nacionalidad chilena.
Adoptó sucesivos nombres (Vesturvón, Arctic Ranger, Rubin, Typhoon I, Kuko, y Wuhan N4) y fue registrado bajo las banderas de Inglaterra, las Islas Faroe, Belice, Togo, Mongolia y, más recientemente, Nigeria, que en septiembre pasado le canceló el registro, dejándolo a la merced de las autoridades de cualquier país del globo.
La pesca ilegal, señala el diario, es un negocio global estimado en 10 millardos de dólares anuales, que florece gracias a la moderna tecnología que permite a los barcos arrasar los océanos con mayor eficiencia, y, aunque los países vigilan sus zonas costeras con mayor o menor diligencia, la situación está prácticamente de la mano de Dios, o del Diablo, en las aguas internacionales.
Y es allí donde entran en acción organizaciones como Sea Shepherd, a pesar del cuestionamiento de algunos abogados que consideran ilegal sus iniciativas de cortar redes y bloquear a los barcos balleneros.
Pero el capitán Hammarstedt del Bob Barker, un sueco de 30 años, curtido en un decenio de lucha anti-ballenera, replica que se ampara en una resolución de la Carta de las Naciones Unidas para la Naturaleza que exhorta a los grupos no-gubernamentales a colaborar en la salvaguarda del ambiente en áreas fuera de la jurisdicción nacional, y algunos expertos en política internacional y en derecho del mar coinciden en que si bien tal actitud obstruccionista pudiera calificarse de ilegal, no guarda relación con la magnitud del daño que barcos como el Thunder han cometido a la ecología y los recursos marinos.
Una vez a bordo la tripulación del Thunder, el capitán Chakravarty del Sam Simon se puso en contacto con las autoridades portuarias de San Tomé-Príncipe, el pequeño estado insular de la costa occidental de Africa más cercano, para que fueran arrestados al arribo, y tres de los oficiales fueron inculpados por contaminación, negligencia y fraude.
Otros gobiernos, como el español, estarían considerando cargos contra los propietarios del buque, por pesca ilegal y quizás otros delitos como lavado de dinero y evasión fiscal
Varsovia, julio 2015.
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