La música toca el corazón de los niños
Por Marisela Valero @lavalero
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Salta, brinca, una vuelta doy…aplaudir, patalear, balancearse…un, dos…aquí estoy con mi corazón, cierro los ojos, respiro, exhalo…
Así comienza nuestro podcast de Planeta Vital con mi invitada Patricia Espinosa Marturet, venezolana, profesora de música, graduada en Berklee College of Music, en Boston, Massachusetts, ciudad donde reside actualmente.
Tendremos una clase “imaginaria” con Patricia y sus pequeños alumnos, a los que ella divierte y enseña idiomas por medio de la música. Trabaja como maestra de expresión musical para niños de edad preescolar, kinder y primer grado. Dependiendo de la escuela lo hace bilingue o solo en inglés.
Así que siéntate en un lugar cómodo para leer este artículo, mientras vas escuchando el podcast y jugando con las notas musicales, moviéndote al ritmo del corazón y sintiendo a la naturaleza moviéndose dentro de ti.
Nos comenta Patricia: mi aprendizaje como maestra en este campo ha sido más experimental que teórico. He aprendido en el aula, en contacto con los niños. Ha sido una experiencia profesional que igual se ha convertido en una enorme gratificación de crecimiento personal.
Mis clases no están enfocadas en que el niño aprenda las notas musicales, ritmos específicos, cantar en tono, etc. claro que todo eso se filtra en lo que hago. Mi foco más bien ha estado en que el niño se reconozca en sí mismo, en el espacio en donde está y dentro del grupo; que se sienta libre de expresarse, de interactuar y participar acorde a cómo él se encuentre en ese momento.
Y continúa explicando nuestra invitada, puede ser que la participación de los niños sea activa físicamente (cuerpo y voz) o más bien que sea un observador y oyente. Tanto una como la otra son igual de importantes. No es fácil lograr involucrar a todo un grupo a la misma vez, por diversas razones: problemas de disciplina, diferentes tiempos o ritmos de aprendizaje, diversidad de culturas, etc.
No hay una fórmula para todas las clases. Cada clase es un mundo, cada clase tiene su personalidad. Es aquí donde uno se convierte en un gran improvisador. Llego con un plan para la clase, pero en el bolsillo tengo todo un respaldo de canciones a la mano, en caso de que el plan no se ajuste a la personalidad de la clase.
La disciplina es posible en niños muy pequeños.
Durante el podcast vamos escuchando varias canciones muy divertidas, cada una cumple un objetivo, le pregunto a Patricia cómo se las arregla para que los niños tan pequeños pongan atención, que haya disciplina en una clase que es como un patio de juegos, esta es su respuesta:
Utilizo canciones cortas, acompañadas de la actuación, cambios de ritmo: ralentando o acelerando; silencios y movimiento para que el niño permanezca atento y se involucre. Trato siempre de comenzar con una canción o actividad de movimiento, donde cada estudiante se encuentre consigo mismo, se abra a la experiencia desde la diversión, el juego, con instrucciones precisas para evitar la dispersión de la atención.
Trabajo siempre en círculo y sentados en el suelo. Es muy importante para mí que todos nos podamos ver. También me gusta el reto de movernos por todo el salón, donde la canción sea el foco de atención, con órdenes sencillas y por tanto mantener la disciplina.
La importancia del silencio.
Si hay algo que Patricia valora en sus clases de expresión musical es que los niños conozcan la importancia del silencio, ella desde pequeña solía buscar dentro del silencio su propia voz y eso es lo que desea enseñarle a sus alumnos ahora, por eso cuando interpreta sus canciones o sus instrumentos de percusión siempre hay lugar para una pausa, donde el silencio es protagonista para captar la atención, para darle misterio a lo que sigue, para que los niños sientan la diferencia entre el ruido y el sonido de la música, para lograr la disciplina sin necesidad de mandatos autoritarios, porque todo va fluyendo, como la música.
Un ecosistema transformado
Algo muy reconfortante cuando se trabaja con la expresión musical en niños pequeños, es que no solo se ven logros en los participantes directos, sino en sus ecosistemas sociales inmediatos, sus hermanos, su familia, incluso los docentes que se involucran activamente en las clases reportan cambios positivos en sí mismos, mejor manejo de la clase, disminuye el estrés.
Es un proceso de transformación integral, a pesar del corto tiempo que se le dedica semanalmente y eso lo nota Patricia, ella confiesa que a lo largo de la clase puede percibir en la mirada de los pequeños, en sus gestos, que la música tocó de cerca esa hermosa alma y seguramente se llevará esa energía a su hogar.
Vamos a dejarles algunos de los muchos beneficios que tiene la música en los niños y en general en todos los seres de este planeta, incluyendo los animales, el reino vegetal y hasta los minerales, toda la naturaleza recibe y se transforma con la música.
Fomenta la creatividad
La música estimula la zona derecha del cerebro que está especializada en sentimientos y habilidades especiales visuales y sonoras, que implican creatividad.
La música hace que la imaginación de los niños viaje por diversidad de mundos diferentes, que vivan experiencias y emociones que enriquecen su mente. Gracias a ello, potenciará su creatividad.
Potencia la concentración
Escuchar música hace que el niño centre su atención en los diferentes sonidos y tonos de la canción, mejorando su concentración.
Estimula su inteligencia y mejora la habilidad para resolver problemas matemáticos y razonamientos complejos
La música tiene una estrecha relación con los altos desempeños académicos. La exposición temprana a la música favorece la actividad neuronal y activa la parte del cerebro relacionada con la lectura y las matemáticas.
Mejora su psicomotricidad
Moverse hace que losniños sigan el ritmo de la música, encontrando una nueva forma de expresarse a través de su cuerpo. Brazos y piernas empiezan a moverse de forma armónica, coordinando sus movimientos -o por lo menos, intentándolo- y mejorando su desarrollo psicomotriz. Tanto baile y movimiento aumentará su rendimiento físico, facilitando el sueño y reduciendo el estrés.
Con la música, la expresión corporal del niño se ve más estimulada. Utilizan nuevos recursos al adaptar su movimiento corporal a los ritmos de diferentes obras, contribuyendo de esta forma a la potenciación del control rítmico de su cuerpo.
Mejor percepción auditiva
Las diferentes notas, graves y agudas, hacen que su oído comience a diferenciar las diferentes tonalidades de las melodías. Su tímpano empieza a educarse y a madurar reconociendo los diferentes sonidos, mejorando su sistema auditivo.
Refuerza el lenguaje y el aprendizaje de otros idiomas
A los niños les gusta la repetición e imitación, cantar piezas que ellos conozcan potenciará y perfeccionará su lenguaje y aprenderán a comunicar de otra manera sus sentimientos, además de ayudarles a memorizar.
La etapa de la alfabetización del niño se ve más estimulada con la música. A través de las canciones infantiles, en las que las sílabas son rimadas y repetitivas, y acompañadas de gestos que se hacen al cantar, el niño mejora su forma de hablar y de entender el significado de cada palabra. Y así, se alfabetizará de una forma más rápida.
Sociabilidad
La música ayuda a socializar. Gracias a la música se crean grupos dónde los niños y niñas comienzan a comunicarse entre ellos. La música tiene el don de acercar a las personas. El niño que vive en contacto con la música aprende a convivir de mejor manera con otros niños, estableciendo una comunicación más armoniosa
El trabajo musical fortalece el trabajo cooperativo, el respeto de sí mismo y de los demás, tolerando los errores de otros, la solidaridad y estar más abierto a la crítica. En definitiva, los niños son seres emotivos y el sonido tiene una poderosa acción sobre la afectividad.
Alivia el estrés, el miedo y la tristeza, y potencia la autoestima
La música ayuda a coordinar la respiración y a relajar el pulso, consiguiendo así que los pequeños se relajen y aprendan a controlar sus emociones. Además, el poder de evocación de la música hace que al escuchar canciones alegres los niños mejoren su estado de ánimo y se sientan más felices.
Les da seguridad emocional, confianza, porque se sienten comprendidos al compartir canciones, e inmersos en un clima de ayuda, colaboración y respeto mutuo.
La música es imprescindible para el desarrollo integral de los niños desde las edades más tempranas, de ahí la importancia de promover programas de expresión musical en las escuelas, centros comunitarios y todas las instituciones que trabajen con niños y familias.
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