UNA NUEVA CIENCIA: LA CRONOTERAPIA
La cronoterapia o cronomedicina es una especialidad emergente destinada a optimizar la dosificación de los medicamentos – afirman los Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos- basada en el principio de que casi todos los productos existentes en el mercado incrementarían su efectividad si se administrasen en el momento más oportuno.
Y es que nuestras actividades corporales no marchan a la misma velocidad durante la jornada, porque las reacciones bioquímicas funcionan según altibajos determinados por nuestro reloj biológico y los ritmos propios de los diferentes tejidos.
No se trata de una panacea ni es aplicable a todos los medicamentos ni a todas las patologías, pero pudiera abrir una importante vía para perfeccionar muchas terapias.
Tampoco es novedosa porque, ya en los años 70, los cientificos comprobaron que cobayos con cáncer respondían mejor cuando recibían el tratamiento en dosis decrecientes en un lapso de 24 horas, y experimentos ulteriores demostraron la importancia de los ciclos circadianos en otras enfermedades.
Y ésto es así porque, como corroboraron las técnicas moleculares del decenio pasado, la actividad de los genes básicos marcha en un ciclo diario propulsado por los cambios en la luz exterior, igual que la fisiología bajo su influencia, de modo que pacientes operados de cirugía cardíaca al atardecer son menos propensos a sufrir daños en los tejidos, porque las células pueden sobrevivir mejor entonces a una pérdida temporal de oxigenación.
Ingerir la diaria ración de estatinas cuando el sol declina beneficiaría a quienes combaten el colesterol e igual ocurre con otros productos cuyos efectos se hallan todavía en la fase experimental; como el que ahora ensaya un equipo de la Washington University en San Luis, Missouri contra el llamado glioblastoma, una extraña variante de cáncer cerebral.
La evidencia que va surgiendo muestra que el tiempo externo no es el único indicador importante porque, como demostró un investigador de la Universidad de Warwick en Gran Bretaña, establecer el reloj circadiano de un individuo y cómo difiere de aquel, es parte esencial de una medicina verdaderamente personalizada, para asegurar su efectividad, pues, así como las dosis se ajustan al peso corporal, las terapias podrían ser adaptadas a las diferencias en el tiempo interno.
Además, el volumen reducido de sujetos en los experimentos debilita su valía estadística, aunque los investigadores tienen ahora un cuadro más claro de cómo los ritmos circadianos afectan la fisiología, y ésto podría conducir a tests más precisos y confiables.
Otras tecnologías menos invasivas, como sensores que captan y registran los ritmos diarios del sueño y la temperatura, podrían contribuir a la utilidad de la cronomedicina.
Contra ella conspira el desinterés de las grandes compañías farmacéuticas, pues, como precisan los Proceedings, podría no traducirse en mayores ventas sino en todo lo contrario, debido a que uno de sus objetivos es reducir la posología, especialmente cuando produce efectos secundarios indeseables.
Además, el análisis de la distribución de medicamentos- incluso algunos contra la hipertensión que son más efectivos durante la tarde, o la morfina, usualmente administrada en las mañanas si bien el dolor se agudiza por las noches- confirmó que los hospitales siguen una rutina generalmente mañanera, de acuerdo a los turnos del personal.
Y la cronoterapia no es aplicable a todos los medicamentos, porque algunos que se disuelven con lentitud en el cuerpo, no pueden hacerse más efectivos dosificándolos en un tiempo fijo, pues tienden a ofrecer una concentración estable en un lapso de 24 horas.
Pero, más allá de todos esos obstáculos, el principal según la publicación es que el público ignora aún de qué se trata esta nueva disciplina. Y, por éso, habrá que divulgar sus alcances, ofreciendo un cuadro más completo de sus mecanismos, para cimentar su validez en el tiempo por venir.
Varsovia mayo 2020
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