Una cerveza hecha de niebla
¡Vaya titular en La Repubblica romana: “Llega desde Chile una cerveza hecha de niebla!
Se llama Atrapanieblas y su creador, Marco Carcuro, un joven de 27 años de la zona desértica de Peña Blanca, vecina a Coquimbo, en Chile, relata que la idea surgió en diciembre de 2012 cuando participó con su hermano Miguel Angel en un concurso de producción artesanal y ambos descubrieron que el norte del país es negado para elaborar algo de buena calidad, porque el agua es demasiado dura, contiene mucho nitrato, carbonato y nitritos, y, de ñapa, no es el agua lo que abunda.
Y, no obstante, como la motivación era fuerte, por el señuelo de la afición nacional por la bebida, recordaron una técnica agrícola vigente en su pueblo de la costa, con redes de malla para proteger a las plantas del hielo y capturar las pequeñas gotas de niebla del océano y convertirlas en agua potable.
Las espaldas de Peña Blanca están protegidas por Cerro Grande, una montaña de poca altura donde el viento acarrea siempre una niebla sutil, por el microclima y la vecindad con el mar, y, con pocos recursos, los hermanos erigieron en su cima una red de 30 metros cuadrados que les permite recoger, cada semana, mil litros de agua de óptima calidad, con residuos minerales que le confieren un sabor particular.
Hubo, sin embargo, que obtener el visto bueno de los pocos vecinos, pero la inauguración de la pequeña factoría tuvo el sentido de una fiesta regional y ya la cerveza Atrapanieblas produce más de seis mil botellas mensuales y los puestos de venta han pasado de 40 a 170.
Ya comienzan los hermanos a soñar con la exportación y, desde hace un año, la gente se traslada al lugar, e igual hacen los restoranes de Santiago, para hacerse de un producto que, como insisten lo jóvenes empresarios, es absolutamente ecosostenible, porque el tamaño de los paneles no arruina el paisaje de una zona forestal protegida.
Varsovia, julio 2015.
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