Un laboratorio de bolsillo

MIRAMUNDO POR GABRIEL RUMOR

MIRAMUNDO POR GABRIEL RUMOR

Govind Rao, investigador en la Universidad de Maryland en Baltimore, ha patentado un laboratorio médico portable en un maletín de tamaño normal, equipado con jeringas y probetas, algunas muestras celulares disecadas, una pizca de ADN y una fuente de energía, que permite, a cualquiera, fabricar los preparados médicos más sofisticados a un precio irrisorio.

Doctor Govind Rao

Doctor Govind Rao

Su Bio-MOD o Biologic Medications on Demand tiene un potencial revolucionario, afirma el científico de origen hindú en la revista NATURE; el fruto de tres decenios de esfuerzos, aguijoneado por la pobreza que conoció en su Madrás natal, en un laboratorio ubicado en lo que fuera un centro de detención juvenil, de donde ya salieron aparatos como una incubadora de cartón, también desechable, para bebés prematuros y un sensor fluroescente portable de glucosa para enfermos de diabetes.

Rao no está solo, porque hay equipos en el famoso MIT de Massachusett, la Virginia Commonwealth University de Richmond y diversos hospitales en Latinoamérica y Europa empeñados también en un objetivo que podría transformar absolutamente la manufactura de medicinas de tipo industrial que hasta hoy conocimos.

Como señala la publicación, la industria farmacéutica se ha basado tradicionalmente en economías de escala para ofrecer millones de dosis de cada producto; un proceso laborioso que consume demasiado tiempo y puede pasar más de un año desde su concepción y posterior elaboración hasta alcanzar los niveles exigidos por las agencias de clasificación internacionales y llegar a las farmacias.

En cambio, Bio-MOD y sus colegas apuestan ahora por procesar pequeñas cantidades de químicos mediante una serie de cámaras muy reducidas para producir cientos de miles de dosis de múltiples drogas en un lapso sorprendentemente breve.

UMBC, el equipo CAST de la FDA presentando nuestro sistema Mini-BioMOD

UMBC, el equipo CAST de la FDA presentando nuestro sistema Mini-BioMOD

Es la alternativa conocida como la síntesis de flujo continuo, que consiste en bombear dos o más reactivos a través de una serie de microcámaras conectadas por tubos delgados y muy flexibles  para generar una sucesión ininterrumpida de reacciones cuyo progreso y pureza es monitoreada por varios sensores, a medida que los químicos avanzan por el sistema, modificando el flujo y el volumen de los reactivos para optimizar las condiciones.

Sería, en cierto modo, el equivalente de las impresoras 3D que revolucionaron disciplinas como la arquitectura, para ensamblar antibióticos con equipos fáciles de transportar hasta la gente en apuros en casos de guerra o desastres naturales.

Los obstáculos al proyecto son reales y las gentes  del doctor Rao y el MIT están trabajando para refinar los productos finales, a fin de homologarlos a los medicamentos convencionales mientras abaratan la fabricación de los equipos, aun muy costosos y fuera del alcance de los interesados.

Todos se mantienen en contacto con la Federal Drugs Administration estadounidense –interesada y entusiasta, según la revista- para establecer criterios que, dada la novedad del concepto, están aún por definir.

El doctor Rao con su portable

El doctor Rao con su portable

Así, contra viento y marea, el doctor Rao y sus colaboradores se muestran confiados en el potencial humanitario de su proyecto, más allá del propósito militar que motivó el apoyo y el financiamiento del Pentágono, porque un sistema capaz de crear medicamentos por demanda podría reducir la necesidad del transporte refrigerado y las cadenas de almacenaje y acarrear vacunas y productos como la insulina podría convertir su maletín en un personaje familiar en regiones remotas o afectadas por contingencias bélicas o emergencias naturales.

Varsovia, diciembre 2019