Se alzan campesinos en La India para salvar sus árboles
MIRAMUNDO por Gabriel Rumor, Corresponsal Internacional
En la India, la comunidad campesina de Mahan (provincia de Madhya Pradesh) está en rebeldía para salvaguardar sus pueblos y cinco millones de árboles, contra el proyecto de un consorcio minero británico.
El Observer londinense registra lo que, en síntesis, constituye una prueba de fuego para el nuevo gobierno de tendencia ultraliberal en su política de apertura a los grandes capitales; en este caso, la Essar Energy, propietaria de la refinería, y su asociada, la Hindalco, que vieron coronado un agresivo lobby para convencer al gobierno anterior de la importancia del carbón en la planta energética y la unidad procesadora de aluminio, vitales, según ellos, para el desarrollo de la región.
No contaban, sin embargo, con los intereses de más de 50 mil personas, miembros de varias tribus que dependen de la selva para su cotidianidad y poseen derechos legales sobre ella, y con grupos ambientalistas, incluido Greenpeace, decididos a bloquear la explotación minera.
Además, el trato ha sido objeto de una averiguación por presunta corrupción, ya que una auditoria legal reveló que varias concesiones mineras estaban significativamente depreciadas, en un escándalo que estuvo entre las causas de la derrota electoral del partido gobernante.
Un conflicto similar entre los planes de minería de bauxita de la compañía Vedanta y los moradores de Orisa en las montañas de Nitambiri, se saldó con la derrota del consorcio, pero el partido recién llegado al poder prometió en la campaña crear un ambiente más propicio a los negocios y los dueños de ambas firmas esperan ahora el cumplimiento de esa palabra.
La luz verde en Mahan fue otorgada –precisa el Observer- pese a la inflexible oposición del anterior ministro de asuntos ambientales, que pagó por ello con su traslado a otra cartera gubernamental, y mientras se aguarda una decisión, la publicación de informes que califican a Greenpeace de “amenaza a la seguridad económica nacional” presagia tiempos difíciles para la famosa ONG, que denuncia irregularidades en una consulta a los lugareños, en marzo de 2013, que habría aprobado el proyecto de marras.
Uno de ellos, cuya firma fue forjada, es tajante al exaltar la foresta de Mahan como “su proveedora, protectora y Diosa”, sobre la cual tiene derechos garantizados por la constitución.
“No queremos la mina, los empleos o la compensación con que intentan seducirnos”, ha proclamado, y la empresa ha ofrecido una segunda votación, en agosto próximo, que representantes de Greenpeace seguirán con suma atención. Porque denuncian que tras la premura en la construcción de la mina se ocultan poderosos intereses, incluso al costo de saltarse a la torera la suprema ley de la república.
Varsovia, julio 2014.
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