PERU CREA EL PARQUE YAGUAS
Declarada parque nacional, la remota selva húmeda de Yaguas, en la frontera nororiental del Perú, viene a sumarse a la red de reservas establecidas en Ecuador, Chile y Colombia para salvaguardar del desarrollo y la deforestación a millones de hectáreas de bosques pletóricos de biodiversidad y a las tribus indígenas que allí habitan desde la noche de los tiempos.
Es un ejemplo del fenómeno generalizado de líderes políticos que, impulsados por iniciativas de una fuerte sociedad civil, reconocen la realidad del cambio climático y actúan para reducir su impacto futuro, excluyendo de la explotación extensas áreas para cumplir con los compromisos vinculados al Acuerdo de París.
Y de grupos indígenas y locales cuyas voces han sido finalmente escuchadas y aportan sus valiosas opiniones, como el millar de miembros de seis tribus residentes en una franja de tierra entre los ríos Yaguas y Putumayo, cuyos abuelos sufrieron esclavitud, torturas y genocidio en la explotación cauchera a principios del siglo 20 y la consideran su “pachamama” o “madre selva”.
Es una región de tal vastedad que, según el New York Times International, influye con su nubosidad en la lluvia en los Estados Unidos tan distantes y contiene infinidad de especies animales, sobre todo de peces curiosísimos y su estudio servirá a los científicos para conocer mejor la salud ecológica y la historia geológica de la Amazonía.
Además de trescientas variedades de peces, en Yaguas existen más de tres mil vegetales, seiscientas avícolas y más de 150 de mamíferos, como el tímido tapir que extrae del barro salado los minerales de su alimentación, y nutrias gigantes, amenazadas de extinción.
Un equipo de la Sociedad Zoológica de Frankfurt intenta ahora estimar la población total de estos animales, que pueden medir más de dos metros, para determinar si el mercurio empleado por la minería ilegal del oro ha ingresado en su cadena alimenticia.
Si las futuras propuestas tienen éxito, tres cuartas partes del rio Putumayo devendrán un prolongado corredor de vida silvestre a lo largo del norte peruano, de notable importancia para un planeta que necesita con urgencia reducir las emisiones de carbón.
Y es que, continúa el diario, al observar el bosque húmedo desde el aire se manifiesta otra de las joyas del parque de Yaguas: turberas que almacenan ingentes volúmenes del carbón que debe mantenerse en tierra para evitar que se expanda con su tremenda capacidad contaminante.
Solamente eso sería motivo de alegría, junto con el hecho de que en un planeta donde el líder de la superpotencia más poderosa se empecina en negar infelizmente las amenazas del cambio climático, hayan dado los peruanos el paso de salvaguardar pulmón vegetal tan inmenso. Algo que, como señala satisfecho uno de los científicos a cargo del programa, es algo que no se da todos los días…
Caracas, abril 2018
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