Nuevos monstruos londinenses
Prosigue en Londres la ardua tarea de eliminar colosales bloques de inmundicias petrificados en sus cloacas en el curso de muchas décadas, capaces de provocar inundaciones al interrumpir el flujo de las aguas servidas; los nuevos monstruos junto a los cuales palidece el destripador de la época victoriana.
Planeta Vital reportó hace dos años que una sección del fatberg removido de Whitechapel, de espectacular magnitud, se exhibía en el Museo de la capital británica, como denuncia de la suciedad contemporánea, y que el neologismo científico-periodístico figuraba ya en el diccionario para significar las masas sólidas de aceite, grasa, pañales, toallas sanitarias, papel higiénico, condones y un largo etcétera de porquerías halladas en los barrios adyacentes al Támesis.
El monstruo, devenido bloque impenetrable a la acción de los detergentes ordinarios, era más largo que el Puente de Londres, dos veces más grande que el Stadium de Wembley y con el peso de once autobuses de dos niveles y atrajo equipos televisivos del mundo entero que, con pañuelos en las narices, asistieron a las labores de remoción realizadas por unidades sanitarias que más parecían viajeros espaciales.
Las instalaciones no habían sido revisadas desde los tiempos de Dickens, cuando la Gran Hediondez produjo epidemias de tifus y cólera y vio alzarse como un héroe cívico al director de obras municipales, Joseph Bazalgette, que logró controlar la situación tras un titánico esfuerzo de casi dos decenios.
En Whitechapel, las autoridades trataron de poner buena cara, filtrando las grasas y transformándolas en biofuel suficiente para mover durante un año los autobuses municipales, pero a tal precio que forzó a buscar la recuperación antes de que las substancias ingresaran a los canales.
Ahora ha sido eliminada de Pall Mall y Cathedral Street una pareja de fatbergs con peso de casi cien toneladas, en gran parte del concreto más rebelde, y las autoridades han aprovechado la ocasión para exhortar una vez más a la población a disponer de sus aceites y desechos domésticos de una manera más racional para evitar la recurrencia del problema.
Varsovia, febrero 2020.
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