¿Mejoran las perspectivas climáticas?
MIRAMUNDO por Gabriel Rumor, Corresponsal Internacional.
Vale la pena reseñar el editorial de la revista NATURE sobre la mini-cumbre que las Naciones Unidas organizaron en el mes de septiembre en New York, por la autoridad de una de las publicaciones más prestigiosas en el campo científico, y su vaticinio de que tras una reunión tan publicitada se abre un cuadro más positivo para el clima del planeta.
Tanto así que la publicación, nada propensa a excesos, proclama incluso que se habría producido un punto de inflexión en la agónica lucha político-científica en el campo ecológico, al registrarse los primeros signos de que entre las mayores economías, que son también las peores contaminantes, estaría forjándose una alianza.
Y esto, advierte, aunque los combustibles fósiles que empujan la movilidad y la producción en la economía globalizada y mantiene calientes nuestros hogares, conducirá probablemente a un cambio climático más agudo de lo que puede manejar nuestra civilización.
No hay – concluye- una salida fácil y el tiempo se acaba, pero la Tierra no está todavía condenada, porque al menos hemos aprendido la lección de que la fijación legal de topes de emisiones es la lógica respuesta pero, así mismo, impracticable.
El calentamiento global es un riesgo real y omnipresente, pero avanza lentamente y en esencia pasa desapercibido del gran público, al contrario de las epidemias o los actos salvajes de terrorismo, y por éso los trastornos climáticos no han forzado a las sociedades y los políticos a convertirlo en prioritario. Y es dudoso que esto cambie, no importa cuántos titulares de prensa adviertan sobre las inclemencias del tiempo.
Así que luce muy remoto el objetivo final de clausurar la edad de los combustibles fósiles y, a partir de tal realidad política, habrá que imaginar para fines del próximo año un modelo diferente al Protocolo de Kyoto, que resuelva un conjunto de delicados aspectos técnicos que hasta ahora, perjudicaron los avances.
La meta parece inalcanzable, por la atracción que el petróleo y el gas continúan ejerciendo y las cuantiosas emisiones de centenares de nuevas plantas chinas a base de carbón, mientras la población sigue creciendo y para mediados de siglo, millardos de nuevos consumidores en Asia y Africa seguirán atrapados en la edad de los combustibles fósiles, sin importar cuantas tecnologías verdes puedan estar en el mercado.
Y, mientras tanto, los países ricos deberán mejorar sus sistemas de transporte público, estimular construcciones ahorradoras de energía e invertir en redes y tecnología de almacenamiento que puedan acomodar el flujo y reflujo de electricidad de fuentes renovables.
“Pero – afirma NATURE con optimismo- si China, los Estados Unidos y la Unión Europea, los mayores emisores mundiales- cooperan como han prometido, un acuerdo climático internacional significativo podría estar a nuestro alcance.
Es probable que no se fijará en 2 centígrados el tope de calentamiento ni se responderá adecuadamente a la evidencia científica del peligro en ciernes, pero quizás sea lo mejor que puede lograrse. Y, de todos modos –concluye filosóficamente el editorial, un fracaso en la cumbre de París en diciembre de 2015 tampoco significaría, automáticamente, el fin del mundo.
Varsovia, octubre 2014.
Leave a Comment