Los huecos del queso suizo
Se ha desvelado en Suiza un secreto científico tan antañón y trascendental como el de si fue primero el huevo o la gallina y quien le puso el agua al coco, porque nada tienen que ver los ratones con los huecos de los archifamosos quesos alpinos, causados por partículas de heno en la leche y no por el CO2 que desprenden las bacterias.
La agencia France Press informa desde Ginebra que después de un largo siglo de esfuerzos, los expertos del centro estatal para la investigación agrícola, Agroscope, concluyeron que la marca característica de productos tan famosos y emblemáticos del país como el emmental y el appenzell, han empequeñecido o desaparecido del todo desde que, hace diez o quince años, la leche utilizada en su preparación dejó de extraerse en los cubos tradicionales y que las modernas máquinas de ordeño selladas erradicaron la presencia de pequeñas briznas de paja.
Es un fenómeno que atrajo la atención, ya en 1917, del estadounidense William Clark, quien acuñó entonces la conclusión, errada, de que los orificios eran causados por el dióxido de carbono que liberaban las bacterias de la leche.
En cualquier caso, estas últimas revelaciones han librado de culpa a los pequeños roedores para que puedan continuar con su noble tarea de recompensar por sus dientes a los niños valientes.
Varsovia junio 2015.
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