Los ecologistas en la nueva administración de Estados Unidos
Un espíritu optimista prevalece en Washington en vísperas de un cambio de timón ambientalista, después de la mediocre gestión de la Administración saliente, por las primeras designaciones burocráticas del presidente Joe Biden y, sobre todo, por las que tuvo que abortar ante las presiones del lobby ecologista del Partido Demócrata.
Curiosidad provocó el nombramiento de la congresista por Nuevo México, Deb Haaland, de 60 años, como la primera indígena estadounidense en la Secretaría del Interior, que controla el manejo de los parques nacionales y los recursos naturales.
La señora Haaland es miembro de Laguna Pueblo, una de las 567 tribus en 35 estados y tendrá que lidiar con el espinoso problema de obligaciones legales que son objeto de sistemáticas violaciones en el desarrollo de esa comunidad que engloba 5.2 millones de ciudadanos y representa el 2% de la población de la Unión.
En contraste con la actitud decididamente anti-ecológica de estos últimos cuatro años, cuando uno de los titulares planteó incluso la disyuntiva de “civilizar o exterminar” a los indígenas, la señora Haaland ha hecho énfasis en que el cambio climático, las consultas con las tribus, la violencia contra las mujeres y la recuperación de las economías verdes serán sus prioridades.
Ella había acaparado hace dos años la atención mediática como una de las dos primeras nativas en acceder al Parlamento, que este mes verá elevarse a seis el número de congresistas de ese origen, de ambas organizaciones políticas, y su experiencia será vital en una gobierno que nace en medio de una división enconada del Establishment político y de la propia sociedad, dada su habilidad para forjar acuerdos bipartidistas en favor de las comunidades más vulnerables.
Otros nombramientos obedecen a la urgencia de combatir la pandemia, desde el día siguiente del triunfo electoral, como un problema incluso más difícil política que sanitariamente cuando se sabe el empate técnico en el Senado con que Biden deberá manejarse con vistas a las elecciones de mediano-término que en sólo un par de años pudieran pasarle factura, como es usual en la tradición estadounidense.
La EPA (Agencia de Protección Ambiental) quedará en manos de Michael Regan, que trabajó nueve años en los programas de calidad del aire con los presidentes Clinton y Bush jr., ocho adicionales con un bufete de abogados ambientalistas de New York y hasta ahora ocupaba un alto cargo en el gobierno de Carolina del Norte.
El Departamento de Energía (DOE), responsable entre otras cosas del programa de armas nucleares y una red de 17 laboratorios nacionales que investigan energías renovables y materiales avanzados, quedará en manos de Jennifer Granholm, quien fue Fiscal General en Michigan antes de servir dos periodos como Gobernadora de ese Estado y asesorar a la señora Hilton durante la campaña electoral de 2016 y actualmente ejerce como profesora de Derecho en la Universidad de Berkeley, California.
Rochelle Walensky dirigirá los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades, cuya importancia es obvia en esta coyuntura; científica especializada en drogas antiretrovirales en la Escuela Médica de Harvard, Boston, por más de veinte años, es ahora jefa para las enfermedades infecciosas en el Hospital General de Massachusetts de la capital estatal.
Finalmente, el Departamento de Salud y Servicios Humanos que controla numerosos programas de investigación biomédica, sanidad pública y servicios sociales estará dirigido por Xavier Becerra, de raíces mexicanas, representante por California por más de una década, que reemplazó a la Vicepresidenta electa Kamala Harris como Fiscal General del Estado, cuando ésta llegó, a su vez, al Senado
Como “brillante, innovador que ha pasado sus pruebas y estará listo desde el primer día para afrontar la amenaza existencial que representa el cambio climático”, lo describió el presidente Biden un equipo al que debe sumarse last but not least el senador John Kerry, como delegado especial para el medio ambiente, encargado de adelantar las políticas de la Administración para prevenir y combatir el cambio climático.
Un nombramiento con notable peso por tratarse de un político avezado, candidato presidencial derrotado por Bush jr. en 2004 y Secretario de Estado del presidente Obama, a quien tocará la misión de relevar el tema ambiental y revertir muchas de las controversiales medidas adoptadas por la Administración saliente.
Varsovia enero 2021
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