Jardines sanadores: la naturaleza como infraestructura terapéutica hospitalaria
Por Marisela Valero @lavalero
Se tiene referencia desde los inicios de la asistencia médica, que la vegetación ocupó un lugar central en la arquitectura hospitalaria, así como en sanatorios para tratar tuberculosis y enfermedades mentales. Sin embargo, con el pasar del tiempo los espacios naturales fueron desapareciendo dentro de los edificios médicos.
Refrescando un poco la historia, durante el siglo XVIII el especialista horticultor alemán Christian Clay es quien entrega las primeras recomendaciones de cómo diseñar un jardín al interior de un hospital: “El jardín debería estar directamente conectado con el hospital… El paciente logrará el vigor necesario si, a través de su ventana, presencia una escena alegre y que florece … (y) los impulsará a que realicen una caminata».
En las últimas décadas nuevos enfoques científicos proveniente del Movimiento Higienista, que es una rama de la arquitectura y el urbanismo dedicada a temas de salud y de bienestar, apuntan a la reincorporación de la naturaleza como parte del tratamiento, pues, como dice el neurólogo y escritor Oliver Sacks, “en muchos casos, los jardines y la naturaleza son más poderosos que cualquier medicamento”.
Estas investigaciones podrían -y deberían- revolucionar la arquitectura hospitalaria mediante una nueva aproximación al funcionamiento del organismo humano, como propone la Ecología Psicosocial, promover el entendimiento del cuerpo como un todo conectado con el medio que lo rodea.
Si bien en un origen la arquitectura hospitalaria otorgó relevancia a la naturaleza, actualmente no es percibida según su potencial de infraestructura terapéutica. Más bien es reducida desde que se concibe el proyecto, es relegada en las políticas sanitarias y recortada en los presupuestos.
No obstante, en la década de los 80 se empiezan a generar estudios científicos que demuestran que es necesario reincorporarla en los hospitales como infraestructura.
El objetivo principal de la iniciativa sugiere convertir en política pública estos Jardines Sanadores, de manera de potenciar mediante la incorporación de la naturaleza al sistema de salud, la reconexión del Ser Humano con su entorno natural.
Es importante reseñar que el reconocido profesor y arquitecto norteamericano Roger Ulrich fue pionero en demostrar que la exposición a la naturaleza puede tener un efecto real, medible, en el proceso de recuperación de pacientes. A través de su estudio View through a window, may influence recovery from surgery, Ulrich y su equipo investigaron la relación entre el tiempo de hospitalización, el uso de analgésicos y la posibilidad de ver la naturaleza a través de una ventana.
Revisaron registros médicos de pacientes que habían sido operados de la vesícula en el hospital de Pennsylvania. Algunos de ellos pasaron su post operatorio en piezas cuyas ventanas se ubicaban al lado de la cama y tenían vista a árboles frondosos, mientras que otros estuvieron en habitaciones con vista a una pared de ladrillo. Estando todas las demás condiciones iguales, los pacientes con vista a la naturaleza se sanaban -en promedio- un día más rápido, necesitaban significativamente menos medicamen
En términos generales un Jardín Sanador o Terapéutico, además de responder a las necesidades específicas de la comunidad donde se establecerá, debe ser funcional. Sus características variarán dependiendo de los pacientes, sus diagnósticos y las especialidades de los profesionales de la salud que le darán uso. Sin embargo, existen cuatro elementos básicos planteados por Roger Ulrich.
1-Acceso y contacto directo con la Naturaleza
Evitar especies que contengan veneno, espinas o que atraigan gran cantidad de insectos (ej. abejas). Especialmente en jardines diseñados para niños o con diagnósticos psiquiátricos.
El jardín debe tener armonía visual y balance-simétrico o asimétrico- para sentir el lugar como un todo.
2-Sentido de control, contención y pertenencia
Áreas y perímetros muy bien definidos, con salidas y entradas visibles. Senderos con superficies firmesy lisas, que permitan el tránsito cómodo de silla de ruedas, y -de ser necesario- camillas.
Que genere seguridad y la sensación de control de su entorno es importante para el paciente.
3-Espacios que permitan el apoyo o soporte social
Sectores cerrados o protegidos diseñados para trabajos o actividades grupales, las que favorecen la sociabilización.
Diseño de sectores que permitan grandes grupos de trabajos y que -a su vez- permitan un trabajo focalizado en grupos pequeños.
4-Favorecer el movimiento y el ejercicio físico
Un jardín que posea accesibilidad universal, permitirá la independencia y seguridad en los usuarios, promoviendo una ejercitación suave y pausada.
Los Jardines Terapéuticos en hospitales crean ambientes relajantes y restauradores para pacientes, visitantes y personal médico-sanitario: son puntos de escape placenteros ante el estrés del paciente; ayudan a lidiar con la enfermedad de un miembro de la familia; y al mismo tiempo facilitan el descanso puntual de los trabajadores de la atención médica.
Los Jardines Terapéuticos en centros médicos también proporcionan la práctica de habilidades de la vida cotidiana para pacientes de mediana y larga estancia, a partir de actividades como caminar o superar ciertos obstáculos físicos. Esto facilita la readaptación del paciente a sus rutinas sin tener que abandonar la seguridad del hospital.
También la neuroinmunóloga Esther Sternberg en su libro “Healing spaces: the science of place and well-being”, quien afirma que «estar sólo tres a cinco minutos observando espacios dominados por árboles, flores o agua ayudan a reducir el enojo, la ansiedad y el dolor, y además induce relajación y cambios en la presión sanguínea, tensión muscular y actividad eléctrica del corazón y el cerebro”.
Asimismo, Carol Hunter y Dr. Marc Berman comprobaron que sólo 10 minutos de exposición a la naturaleza dos a tres veces por semanas, es suficiente para producir resultados restaurativos en las personas y disminuir el estrés. Esto fue confirmado tomando muestras de cortisol de la saliva, que es uno de los indicadores fisiológicos del estrés.
En Planeta Vital nos complace saber que la medicina y los médicos están comprendiendo que el cuerpo funciona de forma unitaria y que no basta con recuperar un órgano para sanar al individuo completo, se entiende que este individuo es a su vez, parte de un contexto con el que podrá potenciar su proceso de sanación, esto forma parte de los principios de la Ecología Psicosocial que promovemos.
Es importante entonces seguir promoviendo la revalorización de la naturaleza como parte de un nuevo paradigma sanador por medio de la creación de infraestructura arquitectónica hospitalaria.
Fuente: www.plataformaarquitectura.cl
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