En el bunker nuclear de Boloña
MIRAMUNDO por Gabriel Rumor, Corresponsal Internacional
En Bologna, en el corazón del hospital policlínico de Sant´Orsola, protegida por paredes de concreto armado de dos metros de espesor, funciona una pequeña central nuclear donde se producen fármacos radiactivos para estudiar los tumores cancerosos y se realizan doce mil exámenes anuales.
Una reportera de La Repubblica romana ha visitado este centro científico de vanguardia en cuya construcción en 1998 se invirtieron ocho millones de euros y ahora rinde beneficios de doce millones cada año, gracias al trabajo de sesenta médicos, enfermeros, físicos y químicos llegados del mundo entero por el renombre de la institución.
Gracias a esta fábrica de medicinas, la más importante de Italia, es posible un ahorro sustancial, porque los productos costarían 3.5 millones de euro si hubiese que comprarlos en el mercado, y ahora, en cambio, dan un beneficio de dos millones.
El ciclotron de 40 toneladas, cuya instalación requirió los permisos de siete oficinas gubernamentales, es el instrumento más preciado del hospital, de donde salen, día a día, fármacos vitales para la lucha contra el cáncer, y se realiza una cincuentena de exámenes, a un ritmo suficiente para hacer ambulatorio el proceso, en el ambiente grato proporcionado por los paneles solares en el techo, que diseñó un artista norteamericano para la tranquilidad de los pacientes.
Varsovia, enero 2015.
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