En alas de la noticia
por Gabriel Rumor
La decisión de la Policía Nacional Neerlandesa de crear, en colaboración con una empresa de domesticación animal, un batallón de águilas para interceptar drones peligrosos, atrajo a principios de este año el interés de la prensa internacional que informa ahora de la patrulla de palomas que ha sido desplegada en el cielo de Londres para supervisar la calidad del aire.
Equipadas de un GPS y de captores miniaturizados que miden los niveles de ozono, de dióxido de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles, una decena de aves fue liberada en el parque de Primrose Hill, al norte de la capital británica, localizables en tiempo real en el sitio pigeonairpatrol.com creado por Plume Lab, una empresa francesa, que trabaja ya en 300 ciudades del mundo entero.
Es una de los varios recursos con que las autoridades intentan yugular el problema de la contaminación, responsable de 40 mil muertes y pérdidas de 20 millardos de libras anuales en todo el territorio nacional.
El financiamiento del proyecto proviene de voluntarios que por una suma de entre 100 a 126 euros pueden adquirir una de las cien plazas puestas a la venta para el seguimiento de las aves en sus desplazamientos sobre la capital.
Y, también en Londres, se ha decidido intervenir contra la costumbre de reciente data de echar al vuelo palomas como colofón de matrimonios y funerales, por considerarla peligrosa al equilibrio ecológico y hasta la integridad física de los volátiles.
Según The Times, si bien en un principio se utilizaban animales amaestrados que después retornaban a sus respectivos palomares, luego fueron relegados al ofrecerse en la Internet otros, a precios inferiores, carentes de orientación, que terminan por perderse en los bosques y jardines circundantes donde se reproducen a un ritmo incontrolable.
Algo parecido, informa el diario, ocurrió en la época victoriana, cuando los ingleses comenzaron a domesticar papagayos que, al escapar accidentalmente, se dispersaron por todo el país y hoy, en una colonia que se estima en cinco mil ejemplares, se hallan en toda la Isla y pueden verse incluso en el Regent´s Park del centro capitalino.
La Sociedad Protectora de Animales habría recibido en los últimos meses una avalancha de mensajes de personas sorprendidas por la proliferación de las palomas, que, de una parte, roban la comida, el refugio y el espacio a otras especies y, por otra, llegan a poner en peligro sus propias vidas porque no están habituadas a moverse en libertad.
Caracas, abril 2016.
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