El arte mejora el ojo clínico
Antes que el recurso a los apabullantes análisis instrumentales, los médicos deberían, como sus colegas de antaño, aceptar al desafío de la observación como primer paso del diagnóstico profesional.
Tal es la premisa de una experiencia, calcada de los Estados Unidos, en la Universidad de La Sapienza de Roma con estudiantes de tercer año de medicina y cirugía, alalimón con la Galería Borghese, según informa La Repubblica de la capital italiana.
Es decir, que no bastan los textos académicos y los cursos en hospitales para dotarse del ojo clínico que distingue al buen médico, y quizás sea el arte la vía más idónea para reducir la dosis excesiva de tecnología que caracteriza hoy la práctica médica, observando las obras de los grandes pintores a fin de afianzar la capacidad de describir mejor la sintomatología y, por supuesto, facilitar el proceso curativo.
Training the Eye se llama el curso de nueve semanas de la Universidad de Harvard con el Museo de Bellas Artes de Boston, seguido por la Universidad de Ohio en colaboración con el Museo de Arte de Columbus, dedicado a los estudiantes de quinto año de medicina, emulado después por la Universidad de Dallas con el correspondiente museo artístico de la ciudad texana.
En La Sapienza, la profesora Vicenza Ferrara, coordinadora del curso basado en las enseñanzas de la psicóloga estadounidense Abigail Housen, se apoya en el análisis de la obra de arte para desarrollar el pensamiento crítico e incrementar la capacidad analítica que habría sido opacada por los grandes progresos de la investigación en los últimos decenios en detrimento de la auscultación de los pacientes.
Ahora los estudiantes se capacitarán no sólo en las los laboratorios y las salas de disección sino en las estupendas pinacotecas que abundan en la Península, y ya los animadores de la idea se proponen extenderla a todos los niveles educativos, incluso el elemental, para ayudar al desarrollo integral y la mente crítica de todos los muchachos italianos.
Es, hasta cierto punto, el aggiornamento de la ciencia con los artistas que en el Renacimiento profanaban las morgues y los cementerios en procura de cadáveres, ansiosos de añadir realismo a sus excepcionales creaciones.
Varsovia, junio 2015.
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