COPENHAGEN: CAPITAL DE LA SALUD
Tal vez la herencia vikinga explique la aglomeración de ciclistas en Copenhagen, no importa cuan gélida sea la temperatura, en los senderos reservados que, según el GUARDIAN londinense, dan fe del éxito de una ciudad que aspira figurar entre las más saludables del planeta.
En contraste con otras urbes, famosas por la obesidad de sus habitantes y las enfermedades a ella vinculadas, la capital danesa se sumó en 1987 a Barcelona, Düsseldorf, Pécs, Bloomsbury/Camdem, Bremen, Horsens, Liverpool, Rennes, Sofia, Stockolm y Turku, que un año antes habían aupado la iniciativa Ciudades Saludables de la Organización Mundial de la Salud para propiciar comunidades sociables y más felices.
Para preservarlo de las alternativas políticas, Copenhagen se fijó un programa básico a diez años, basado primordialmente en la promoción de salud en la vida cotidiana gracias a la bicicleta, comidas nutritivas en las instituciones públicas y la lucha contra el tabaquismo.
Siempre, ¡ojo! en una forma inducida, para respetar la actitud de un pueblo reacio a todo lo que huela a imposición, donde fumar ha devenido casi un derecho, igual que la bebida, y que cualquier maniobra impositiva se anula por la facilidad de moverse a países vecinos para adquirir más barato los productos pechados por el gobierno.
Así que, privadas de emplear el garrote, las autoridades han optado por la zanahoria, para desarrollar un ambiente donde cueste trabajo no ser saludable y amigo del ambiente, reduciendo la contaminación del aire gracias a los ”techos verdes” que, para el 2025, deberían coronar con vegetación todos los edificios.
Es una ciudad diseñada para bicicletas, donde el 62% de los ciudadanos realizan sobre dos ruedas sus actividades normales, sin importar las estaciones, porque es más sano pero, sobre todo, más sencillo.
La bicicleta es un símbolo saludable en CopenhagenTambién se presta al cuidado físico igual atención que el mental, con clínicas gratuitas en los distritos más pobres, como Norrebro, donde la expectativa vital es siete años menor a causa del tabaco y el alcoholismo que, a su vez, se originan en el stress, la depresión y la ansiedad que, curiosamente, derivan de una situación de virtual pleno empleo.
Y es que, si bien no parezca demasiado agobiante un régimen de 37 horas laborales a la semana, existe siempre la sensación de hallarse en el lugar de trabajo, porque el empleador que paga el teléfono móvil pueda llamar a cualquier hora y prevalece un fuerte sentido de ambición y competencia.
Copenhagen lanzó una cadena de clínicas anti-stress después que una encuesta mostró la contradicción de una ciudad situada en la cumbre del índice de felicidad de la ONU donde uno de cada cuatro de sus ciudadanos se sentía regularmente angustiado. Quizás por el altísimo nivel impositivo que obliga a devolver al fisco hasta el 60% del ingreso para financiar un sistema de salud gratuito, incluso doméstico para los más ancianos, y una educación sin costo alguno desde el jardín de infancia a la universidad con becas generosas para los estudiantes.
Los resultados, concluye el diario británico, comienzan a verse porque los ciudadanos que solían escapar de la ciudad al disfrutar del retiro, optan ahora, cada vez más, a permanecer con sus familias aunque, igual que ocurre en otros países, el precio de la propiedad vaya en aumento y se ahonde la diferencia económica y social entre los más y menos favorecidos.
Caracas, marzo 2018.
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