COMEREMOS PECHUGAS EN 3D
Pechugas de pollo y bisteks producidos en 3D entrarán en nuestra dieta futura gracias a la imaginación de un ingeniero italiano del Politécnico de Cataluña, informa LA REPUBBLICA romana.
¿Oreja o pechuga?
En su laboratorio de tejidos, el profesor Giuseppe Scionti intentaba reproducir músculos y cartílagos para la cirugía del mañana y elaboró una oreja tridimensional de extraordinaria naturalidad que a pesar de las chanzas de sus colegas fue el punto de partida de Novameat, su empresa, que ha patentado tecnologías innovadoras para la industria alimenticia.
Ha sido un paso adicional en el sector de la carne sintética que, sólo un lustro después que fue presentada la primera hamburguesa a base de células estaminales de una vaca, ha avanzado a pasos de gigante, sobre todo en China y los Estados Unidos.
Y es que el elevadísimo impacto ambiental de la producción cárnica ha estimulado la búsqueda de sucedáneos, desarrollando células musculares o sintetizándolas a partir de componentes vegetales, lo que tenía hasta ahora la desventaja de ser un procedimiento costoso y de enorme lentitud, con una oferta final de aspecto y consistencia nada atractivos para abrir el apetito.
Y aquí es, según el matutino, donde reside la fuerza del invento del profesor Scionti que, gracias a una técnica mixta particular proveniente de la biomedicina, organiza las proteínas vegetales a nivel nanométrico, como si fuesen fibras musculares, haciendo posible obtener un bistec en 3D con la consistencia típica de la carne animal y exenta de OGMs.
No es, sin embargo, coser y cantar y Scionti admite que aún se halla lejos de reproducir en su laboratorio un músculo que funcione perfectamente, pero sí es posible ya su simplificación, y Novameat ha desarrollado sendos prototipos de pechuga de pollo y bistec de vaca.
“Editar” la primera requiere por ahora cuarenta minutos pero bastarán cinco una vez que el proceso sea masificado, a un costo que podría reducirse eventualmente a veinte céntimos de euro por kilo, detalles suficientes para atraer la atención de la FAO porque la carne sintética de origen vegetal pudiera ser reforzada para superar la carencia de nutrientes específicos en los países de menores recursos.
En resumen, aunque sea un enigma el porvenir de la invención, el uso de la tecnología tridimensional y la reducción del costo de producción pudiesen revolucionar el rostro tradicional de la alimentación si en un futuro no tan lejano, como imagina el profesor Scionti, llegásemos a “editar” en la cocina una parte significativa de nuestro menú.
Caracas, diciembre 2018.
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