China reacciona contra la contaminanción
MIRAMUNDO, por Gabriel Rumor, corresponsal internacional
Era bien conocido que los índices de degradación ambiental en China alcanzaron en los años recientes una dimensión catastrófica, estimulada por un crecimiento económico sin frenos, absolutamente indiferente a sus consecuencias sociales, pero lo significativo ahora es que sea una influyente institución local la que denuncie el peligro que se cierne sobre la población por los niveles de contaminación en Beijing y otras urbes importantes.
El Guardian londinense reproduce esta semana las revelaciones de un informe de la Academia de Ciencias Sociales de Shanghai sobre las condiciones “escasamente aptas” de la capital china para la vida ciudadana, que expresan la creciente preocupación ante el costo de un modelo de crecimiento que ha arruinado buena parte del aire, las aguas y el suelo del país.
Sólo Moscú aparece como menos hospitalaria en una muestra de 40 ciudades basada en factores como el costo de vida y la inseguridad, amén de la polución atmosférica que, en el caso de China ha obligado con frecuencia a la semi-paralización de algunas ciudades, con la cancelación de la actividad aérea y el cierre de escuelas y liceos.
Ahora, el reporte de la Oficina de Protección Ambiental capitalina denuncia, sin ambages, que Beijing registró en 2012 severos niveles de contaminación por lo menos una vez a la semana y que la situación se reprodujo en 189 días del año pasado, forzando al anuncio de un fondo gubernamental de 10 millardos de yuanes (1.6 millardos de dólares) para combatir el problema y la concesión de recompensas a las compañías que colaboren en esa misión.
En total, dice el diario, se habla de destinar más de 3 billones de yuanes (50 millardos de dólares) que estimularían un importante mercado para las empresas que elevasen su eficiencia y redujesen sus niveles contaminantes.
Y, junto a la zanahoria, para alcanzar el objetivo del Plan Quinquenal que busca reducir en 10% el nivel de contaminación para el 2017, el Consejo de Estado blande también la amenaza del garrote que caería ya este año sobre 300 complejos industriales y la publicación de una lista de proyectos que serán detenidos o sencillamente eliminados al comienzo de la primavera.
Otras fuentes responsables del problema, de origen cultural, serán aún más difíciles de erradicar, como las hornillas callejeras donde se prepara la comida tradicional, pero, en definitiva, la divulgación de los datos pareciera significar que el coloso asiático ha comenzado, por fin, a reaccionar y que la participación ciudadana será vital junto a las iniciativas oficiales impuestas desde la cúspide, para yugular el problema.
Caracas, febrero 2014.
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