Cayapa contra la Inteligencia Artificial
(DRAE: Cayapa f. Ven. Conjunto de personas que arremete contra alguien que está indefenso.)
Sorprende la noticia de que la Unión Europea, la Gran Bretaña, los Estados Unidos, Australia, China, y otros veintitrés países hayan denunciado la Inteligencia Artificial como un riesgo apocalíptico para la humanidad.
La Declaración emergió muy simbólicamente de Bletchley -la instalación militar vecina de Londres donde se descifraron los códigos secretos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial- el propio día inaugural de la conferencia convocada por el gobierno inglés para elaborar un esquema de salvaguarda contra la amenaza en ciernes.
Y llama la atención la celeridad con que el tema fue abordado por un grupo de personalidades tan variopinto como el rey Carlos III, la Vice-Presidenta estadounidense Kamala Harris, la Presidenta de la Unión Europea, Ursula van der Leyden y Sam Altman, co-creador de CHATGPT, y líderes de países envueltos en conflictos geopolíticos que no han sabido dirimir diplomáticamente para ahorrarnos las horribles imágenes que invaden los noticieros.
¿Es tan severo el peligro que representa la AI para el futuro hasta de nuestros nietos o el alerta del Primer Ministro Rishi Sunak es sólo expresión de la ansiedad que reclama controles urgentes ante el desafío del genio que escapó de la botella para poner en jaque la hegemonía informática planetaria de gobiernos, instituciones y multibillonarios, como Elon Musk por ejemplo, acreedores a una razonable suspicacia?
Por supuesto que molesta el empleo de imágenes caricaturescas del papa Francisco y la travesura de poner frases e incluso discursos enteros salpicados de idioteces en labios de figuras notorias como Tom Hanks, y ni hablar del riesgo que la AI plantearía en manos criminales o terroristas; pero no es un fenómeno original porque, desde el garrote de Trucutú, cada innovación en el curso de la historia ha servido para las causas más justas y las peores aberraciones.
En este caso concreto, bastaría constatar en las páginas de cualquier cotidiano el salto vertiginoso de la medicina, impulsada por la eficacia de nuevas tecnologías que duplican la exactitud de las biopsias tradicionales al evaluar la agresividad de algunas formas cancerosas o al interpretar los scams y las imágenes radiológicas más adecuadamente que el especialista más avezado.
Por suerte, se presta a interpretaciones dispares el documento final que habla de “promover crecimiento económico inclusivo, desarrollo sustentable e innovación, protegiendo los derechos humanos y las libertades fundamentales y fomentando la confianza pública y la confianza en los sistemas de AI para alcanzar plenamente su potencial” y será revisado en Seoul dentro de seis meses y el próximo otoño en París.
Porque, simultáneamente, en la Conferencia Internacional de Internet en Wuzhen, China, los ejecutivos de las más importantes compañías exhortaron a redoblar los esfuerzos hacia un ecosistema abierto en respuesta a las incertidumbres de la economía global, y como ha revelado NATURE, el número de papeles que mencionaban la AI se incrementó más de diez veces este año respecto de 2015 en la conferencia regular de la Unión Geofísica Americana, que reunió a más de 25 mil especialistas de un centenar de países.
Y es que el peligro de la AI radica en factores menos diabólicos, según la cotizada publicación. Como los errores de investigadores no familiarizados con ella, el uso de modelos probados con negligencia o la mala interpretación de los bancos de datos, que entonces ofrecen resultados poco confiables y causan daños involuntarios; por ejemplo, en los reportes meteorológicos centrados generalmente en zonas de elevada población en detrimento de áreas rurales, dejando a éstas más vulnerables ante las catástrofes naturales.
Varsovia, noviembre de 2023
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