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Senegal: el acceso al agua transforma la existencia de un grupo de aldeas
Kalla Niang está llena de confianza y tiene una energía desbordante. Con sus 12 años de edad, esta escolar se prepara con entusiasmo para entrar al liceo. Como muchas niñas en Senegal, Kalla y sus hermanas son responsables de muchas tareas domesticas, incluido recoger agua de pozos comunales ubicados lejos de sus casas.
“Antes de que cavaran los pozos, mis hermanas y yo teníamos que levantarnos antes del amanecer para ir a buscar agua, y muchas veces llegábamos tarde a la escuela. Además, al llegar a la escuela estábamos muy cansadas porque bombear y transportar el agua no es fácil”, cuenta Kalla.
El cansancio y el llegar tarde a la escuela no eran el único problema que enfrentaba Kalla y los otros habitantes de su aldea. El recoger agua de fuentes no regularizadas abre la puerta a brotes de diarrea y malaria. Sin embargo un programa conjunto del PNUD y el gobierno busca mejorar las oportunidades y el futuro de de personas como Kalla en Senegal.
El Programa de Agua Potable, administrado por el PNUD, comenzó en 2003 con el propósito de suministrar, de manera sostenible, agua potable a 2.3 millones de personas del medio rural. La meta es aumentar el nivel de acceso de las familias al agua potable de 64% en 2004 a 82% en 2015, límite para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
En septiembre del 2009, el programa perforó un pozo cera de Darou Ngaraf, permitiendo que más de 4000 aldeanos en 31 poblaciones tuviesen acceso a agua limpia en sus hogares. Para el 2009, 74 % de la población en el medio rural tuvo acceso a agua potable. Si esta tendencia se mantiene, Senegal podrá alcanzar antes de 2015, las metas en materia de acceso al agua potable en el medio rural.
“Las mujeres y los niños sufrían en especial con esta situación”, menciona Aminata Guèye, presidenta de la asociación de usuarios de las aldeas.“Pasaban mucho tiempo bombeando agua, y teníamos a menudo enfermedades transmitidas a través del agua como la diarrea y el paludismo”.
“Ahora, todo lo que queremos es proporcionar conexiones a las aldeas que todavía no tienen la posibilidad de beber agua potable”, dijo Aminata. Los aldeanos deben pagar un precio fijo de 16.000 francos CFA (alrededor de 30 dólares) por la extensión de la tubería y por abonarse al programa, esto cubre los gastos de mano de obra. Todo otro costo es subvencionado por el programa.
El Programa también pretende permitir que alrededor de tres millones de personas más estén equipadas de un sistema autónomo de evacuación de las aguas servidas. Igualmente, se trabaja en el saneamiento de las principales instalaciones públicas del medio rural como escuelas, centros de salud, mercados semanales, y estaciones de transporte.
Para Kalla, la transformación de su aldea ya está abriendo nuevos horizontes. Los aldeanos esperan poder tener acceso a programa de micro-financiamiento para así crear campos agrícolas comunales para mujeres granjeras. Acerca de su aldea Kalla dice “Cada día está más bonito y más verde; vamos a plantar vegetales como zanahorias, coles, patatas y tomates para nuestro consumo y para vender a las demás aldeas.”
Kalla quiere ser maestra en el futuro, pero por ahora su intención es ayudar a que su escuela tenga facilidades sanitarias donde también corra el agua, ese líquido tan preciado para ella y no se cansa de decir: “Cuando toco el agua siento que toco la vida…”
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