¡BOTAMOS LA MITAD DE LA COMIDA!
por Gabriel Rumor
Los Estados Unidos tiran a la basura la mitad de la comida que producen, por la exigencia del público de la perfección en frutas y vegetales, convirtiendo los desechos en el componente principal de los vertederos y los incineradores a escala nacional, según un estudio de la Agencia de Protección Ambiental de ese país, reseñado por el Guardian londinense.
Escandalosos volúmenes de cosechas se dejan pudrir en los campos, sirven de alimento al ganado o van directamente a los basureros, debido a niveles cosméticos inflexibles que aspiran a una absurda perfección.
Un equivalente a 60 millones de toneladas por un valor de 160 millardos de dólares según estadísticas oficiales, es apenas el balance “aguas-abajo” porque los granjeros, empacadores, mayoristas y vendedores entrevistados describen el cuadro aún más doloroso de extensas plantaciones cubiertas de frutas o vegetales abandonados por alguna imperfección de poca monta.
Un cultivador californiano consultado estima que una cuarta parte de su cosecha de patatas, coliflor, patillas y otros géneros se bota o se da a los animales y que el volumen asciende aún a la mitad si se toman en cuenta las devoluciones en la venta al menudeo.
Y la magnitud total del problema se ignora por la ausencia de estadísticas confiables que obligan a seguir las investigaciones de organizaciones como el World Resources Institute o Imperfect Produce, un servicio de entregas por suscripción de “comida fea” en el área de San Francisco, que estima en un 20% la cantidad de frutas y vegetales destinada al basurero por no adecuarse a los requerimientos de perfección de la industria, con el golpe inmediato de 1.600 dólares anuales por familia de cuatro personas y en los esfuerzos globales para combatir el hambre, la pobreza y el cambio climático.
En los Estados Unidos, señala la APE, las descargas de desechos son el ingrediente primario de los basureros e incineradores y una fuente en aumento del metano que es mucho más nocivo que el dióxido de carbono para el efecto invernadero.
Esto es así porque el fenómeno no se reduce a los Estados Unidos y ya rebasa los 1.6 millardos de toneladas por un valor aproximado de ¡un billón de dólares! a escala mundial, un volumen tan impresionante que, según el matutino británico, nos permitiría alcanzar la Luna y dar una vuelta en torno al satélite terrestre si lo almacenáramos en barriles de 20 metros cúbicos…
Las grandes cadenas se escudan en el argumento del interés de los consumidores y la percepción de lo que éstos desean, aunque, en realidad, el despilfarro forma parte de sus beneficios, de manera que el esfuerzo para reducirlo por la mitad entrañaría pérdidas equivalentes a 250 millardos de dólares.
Países como Dinamarca han emprendido campañas para yugular el problema y la Administración Obama y las Naciones Unidas se han fijado como objetivo reducir a la mitad el despilfarro hacia el año 2030, contando con la colaboración de los productores, las cadenas de distribución y ONGs y, sobre todo, la convicción creciente de que sin avances en la materia será imposible actuar contra el hambre y el deterioro ambiental que debe a ella el 8 % de la contaminación mundial.
Varsovia, agosto 2016.
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