Amazonia: nueva advertencia
MIRAMUNDO por Gabriel Rumor, Corresponsal Internacional
Si algo no habrá que echar en falta, el día que la selva amazónica haya pasado finalmente a mejor vida, serán las periódicas, reiteradas y cada vez más angustiosas advertencias que no cesaron de lanzarse para impedir una catástrofe de alcances apocalípticos.
Ahora, el Guardian londinense trasmite el alerta de Antonio Nobre, investigador en el Instituto Nacional de Pesquisas da Amazonia (INPA) , sobre la vertiginosa rapidez con que las selvas húmedas de su país estarían perdiendo la capacidad de regulación climática, al punto de ser responsables de las sequías que afectan cada vez más severamente el estratégico estado de Sao Paulo.
Su capital padece ahora la más ruda restricción de agua en todo un siglo y el mes de octubre, cuando usualmente se abre la estación de lluvias, fue el más seco desde 1930, con un efecto sensible en el reservorio de Cantareira, del que depende la ciudad más poblada de toda Sudamérica.
Es una advertencia digna de tomarse en cuenta porque resulta de ensamblar más de dos doscientos documentos y ha sido redactada, deliberadamente, para hacerla comprensible de ciudadano corriente, porque no es necesario predicar a los ya convertidos.
Afirma Nobre que la Amazonia ha perdido 763 mil kilómetros cuadrados en los últimos veinte años… vale decir, un área dos veces el tamaño de Alemania, y que, de ñapa, 1.2 millones de kilómetros cuadrados adicionales se consideran degradados por la brutal deforestación, con el lógico resultado de una caída en la transpiración del bosque y la prolongación de las temporadas de sequía.
Según Nobre, el equilibrio entre clima y vegetación se halla al borde del abismo y la Amazonia podría devenir una sabana desértica, con consecuencias calamitosas, porque desde la noche de los tiempos ha funcionado como una bomba gigantesca para canalizar la humedad hacia el interior del continente y actuar como colchón contra fenómenos extremos como tornados y huracanes.
Y la solución que propone no es otra que un esfuerzo de guerra para revertir el daño y asegurar el clima global y la seguridad de las generaciones futuras, que demandaría detener ya la tendencia depredadora y una movilización monumental para replantar millardos de nuevos retoños.
Algo que parece difícil de aceptar por el gobierno de la señora Roussef, afirma el Guardian, poco dispuesto a enfrentarse en el Congreso al poderoso lobby ruralist, porque, denuncia el informe de Nobre, los registros satelitales indican entre agosto y septiembre un incremento de 190% en el proceso de deforestación.
Varsovia, noviembre 2014.
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