¡Alerta a los volcanes!

MIRAMUNDO por Gabriel Rumor

MIRAMUNDO por Gabriel Rumor

Monte Fuji. Japón

Monte Fuji. Japón

23 de los 1.500 volcanes activos en el globo – parte en su mayoría del denominado Anillo de Fuego que va desde Sudamérica hasta Oceanía- habían hecho erupción en el segundo trimestre de 2021, monitoreados por centros integrados en la Asociación Internacional de Volcanología y Química del Interior de la Tierra de la Unión Internacional de Geofísica y Geociencias y la Organización Mundial de Observadores de Volcanes.

 Así lo informó PLANETA VITALen noviembre de aquel año, sorprendido de que no hubiese una clara noción del riesgo latente, quizás porque según la Smithsonian Institution no había habido tendencia precisa en los últimos tres decenios, aunque la data desde 1800 reflejaba un sostenido aumento anual de quince a más de setenta erupciones en la actualidad.

Eyjafjallajökull, Islandia,Foto:Pixabay

Eyjafjallajökull, Islandia,Foto:Pixabay

 Más que nunca se hace evidentela sensación de  sentarnos sobre un volcán y curiosa es la relativa o nula atención puesta por los medios a la procesión que avanza rugiente en el subsuelo, planteando un peligro real para nuestra supervivencia.  

 Se han logrado, sin duda, avances en el seguimiento a base de sismógrafos, GPS y sensores de gas y agua, pero es urgente una  predicción más exacta que permitiría poner a salvo a las comunidades aledañas; como en el caso del Vesubio, cuya explosión en un horizonte no lejano aniquilará a millones de risueños napolitanos que viven bajo su sombra.

Ulawun, Papúa-Nueva Guinea, Foto: Smithsonian

Ulawun, Papúa-Nueva Guinea, Foto: Smithsonian

En las islas Eólicas, vecinas a Sicilia, las autoridades de Vulcano ordenaban entonces la evacuación de sus 150 habitantes y prohibían el acceso de turistas, por el incremento de gases sulfurosos provenientes del Cumbre Vieja, apacible después de siglo y medio, mientras veinte puertos japoneses en Kagoshima y Okinawa eran rociados por la piedra pómez del volcán submarino Fukutokuokanoba, con efectos desastrosos en las granjas piscícolas y la industria pesquera.

En previsión de una tenebrosa conjunción en las entrañas del globo, la cooperación científica internacional y la vigilancia de macizos tan exóticos como el Eyjafjalljökull islandés, el MaunaLoa y el Kilauea hawaianos, el Pitón de la Fournaise en La Reunión, el Teide Canario y elVolcán de Fuego en Guatemala se ampliaría meses después cuando un equipo en la universidad McGillde Canadá decidió utilizar como termómetro el grado de verdor de la vegetación local.

Sakurajima, Japón, Foto:VolcanoDiscovery

Sakurajima, Japón, Foto:VolcanoDiscovery

A partir de la constatación de que las emisiones de dióxido de carbono son una de las señales más tempranas de la inminencia del cataclismo, descubrieron en las imágenes satelitales del parque Yellowstone entre 1984 y 2022 que las plantas reverdecían mientras se acumulaba la actividad volcánica y bajo el efecto del  dióxido de sulfuro y las elevadas temperaturas se tornaban marronuzcas y morían a medida que aquella declinaba.

Es una hipótesis que amerita comprobarse en áreas más extensas de bosques bien desarrollados y homogéneos, con una sola especie botánica dominante, libres del stress de factores naturales como inundaciones, incendios cuyos efectos pueden confundirse con los de las erupciones; por ejemplo en el Etna siciliano o el Taal en las Filipinas.

Monte Taranaki

Monte Taranaki

Y no más este verano, se conocieron los resultados de un estudio en el nevado monte Taranaki, la segunda elevación en Nueva Zelanda, cuya última explosión se registró a mediados del siglo XIX dejando una vasta reserva de rocas, clave para vaticinar cuándo sucederá la siguiente.
Serían el equivalente de relojes cristalinos, indicadores del periodo que el magma puede yacer bajo la superficie antes de eclosionar, que pudiera advertir a los moradores del tiempo disponible entre los primeros rugidos de la montaña y la erupción masiva, pero los investigadores de la Universidad de Auckland y la Universidad Estatal de New York deberán realizar intensos ensayos antes de certificar tales indicios y avanzar en el fascinante mundo de la vulcanología.

Varsovia, noviembre de 2024.