AQUI VIVE MATUSALEN
por Gabriel Rumor
Al sur de Italia, San Marco Cavoti, un pueblito en la región de la Campania que hasta ahora se conocía por la calidad de vinos magníficos como el Barbera, Sangiovesse y Pedirroso, ha caído ahora bajo la lupa de científicos perplejos ante la proliferación de ancianos entre sus 3.500 habitantes.
LA REPUBBLICA romana informa que el Colegio de Reumatólogos Italianos (CREI), intrigado por la proliferación de centenarios, ha iniciado la observación del sitio para determinar si la razón se halla en la genética, en la vitamina D y/o el estilo de vida de esos recios ancianos que, como Tombstone, se niegan a morir.
Con humor, la investigación ha sido bautizada Hebe, como la diosa griega que dispensaba el néctar de la eterna juventud, y durará cuatro meses, con dos grupos de 150 personas cada uno – de mayores de 90 con hijos de más de 60 y de mayores de 60 que no han tenido nonagenarios en la familia después de tres generaciones- que responderán un cuestionario sobre sus hábitos alimenticios y sociales y su status socio-económico y cultural y, finalmente, proporcionarán una muestra de sangre con el objeto de conocer el tipo de receptor nuclear para la vitamina D.
También se analizará la relación entre la morbilidad y otras enfermedades del envejecimiento, con vistas a corroborar las conclusiones de estudios similares realizados ya en otros países de Europa, los Estados Unidos e Irán.
Si tal es el caso, podría significar un avance notable en el combate de los achaques reumáticos como la osteoporosis o la artrosis y las degenerativas, como el temido Alzheimer.
Para el doctor Stefano Stisi, líder de la investigación, “estudiar la posibilidad de modificar la respuesta genética a los mecanismos de envejecimiento, mediante la dosis adecuada de un antioxidante como la vitamina D, podría contribuir a una mejor calidad de vida de los pacientes que sufren dolor o de los ancianos del futuro, y podría resultar de utilidad en la prevención de las patologías degenerativas del aparato locomotor, en cuya sanación tenemos un retraso de treinta años”.
Varsovia septiembre 2016.
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