Avanza la urbanización animal

MIRAMUNDO por Gabriel Rumor

MIRAMUNDO por Gabriel Rumor

Golondrina de los Acantilados Petrochelidon pyrrhonota en vuelo.Fotografía por Don DeBold (vía Wikimedia Commons)

Golondrina de los Acantilados Petrochelidon pyrrhonota en vuelo.Fotografía por Don DeBold (vía Wikimedia Commons)

Nuevas especies han llegado paraenriquecer la lista de animales urbanizados al contacto con la civilización, en un proceso que ha motivado siempre el interés de PLANETA VITAL por fenómenos como el gusto de tigres, abejas y elefantes por los pesticidas, emulando la adicción de los fumadores a la nicotina, aves en Gran Bretaña que suelen desayunarse picoteando las botellas de leche a las puertas de los hogares, o las arañas vienesas, que acostumbraban ser nocturnas y ahora tejen sus redes en las secciones de los puentes con iluminación fluorescente.

Gorriones mexicanos que acolchan sus nidos con colillas de cigarro

Gorriones mexicanos que acolchan sus nidos con colillas de cigarro

Alguna vez mencionamos a los gorriones mexicanos que acolchan sus nidos con colillas de cigarro para repeler moscas, ácaros y piojos; las golondrinas norteamericanas que colonizaron los puentes de las autopistas en los años 80 al reducir en dos milímetros la envergadura de sus alas para  maniobrar con menos peligro en el tráfico automotor, y el mirlo europeo que comenzó a cantar de noche para burlar el ruido cotidiano.

Sin olvidar a los elefantes, dispuestos a consolar con una cariñosa trompada a sus familiares en problemas, honrar a sus difuntos y reconocerse en un espejo tras un milenio de domesticación, y el incremento de la sociabilidad de los bonobos africanos y asiáticos, al sentirse en seguridad y relativamente invulnerables a las acechanzas de la jungla, o el cambio a una piel de azabache en las serpientes acuáticas en proximidad de actividades humanas, mientras que otras en aguas más prístinas son manchadas o anilladas, para sobrevivir a un medio crecientemente contaminado.

Nido de urracas foto FlorianHiemstra Cortesía del Museo de Historia Natural de Rotterdam

Nido de urracas foto FlorianHiemstra Cortesía del Museo de Historia Natural de Rotterdam

Ahora, un reportaje del Guardian londinense menciona el caso de las urracas, que aprendieron a proteger sus nidos de cuervos y otras aves depredadoras, con materiales filosos rescatados de los basureros; de estrellas marinas en las costas de Curazao, que viven a gran profundidad en botellas de cerveza arrojadas por turistas descuidados y caracoles holandeses que desafían el cambio climático con caparazones de color más tenue para reducir el riesgo de sofocación.

Porque como las mariposas nocturnas en Europa pasaron de manchadas a negras durante la Revolución Industrial por el polvo de carbón, las serpientes habrían ahora desarrollado una ingeniosa trampa que retiene metales pesados cada vez más invasivos en el ambiente marino y después los arroja en un sencillo cambio de piel.

Hembra de elefante de la reserva natural de Ngorongoro. Foto Viator

Hembra de elefante de la reserva natural de Ngorongoro. Foto Viator

Pero es notable, sobre todo, el caso de los elefantes de la reserva natural de Ngorongoro en Tanzania, al comprobarse que numerosas hembras nacen ahora con colmillos más pequeños o, sencillamente, sin las defensas de marfil que motivaron la codicia de los cazadores furtivos durante la guerra civil en la vecina Mozambique, que prácticamente borró del mapa a los nobles paquidermos.

Es decir, una sorprendente capacidad de adaptación contrastante con la torpeza de las colosales ballenas, para quienes la transformación hace cincuenta millones de años significó la preeminencia de lo genético sobre lo neuronal para construir cerebros diez veces más desarrollados que los humanos y la renuncia voluntaria a la racionalidad, libres del impulso destructor que poco a poco se apoderaba de los animales terrestres.

Suicidio masivo de ballenas

Suicidio masivo de ballenas

Comenzaron entonces a buscar el placer y huir del dolor y asumieron el carácter afectuoso y solidario que salvaría la vida de millares de náufragos en tiempos de paz y guerra, sólo que al precio de la indefensión cuando regresaron al mar, donde no necesitaban por su tamaño desarrollar aptitudes para el combate

Y por eso se lanzan sobre el litoral con mayor frecuencia mientras se intensifica su cacería, en un gesto que llevó alguna vez al escritor español Ramón J. Sender a homologar tales suicidios a una clarinada de alerta contra la inminencia del apocalipsis  anunciado por todas las religiones,

.Varsovia, enero de 2025