Hace 66 años
Recuerdo el año 1958 como un momento luminoso de nuestra historia, cuando la caída de la anterior dictadura se tradujo en una fenomenal explosión de júbilo, fraternización y esperanza en la vida nacional; pero sobre todo porque el niño que yo era entonces quedó encadenado para siempre al periodismo cuando vio su nombre por primera vez en letras de imprenta.
Fue en TRICOLOR, la primorosa revista infantil fundada y dirigida por el poeta Rafael Rivero Oramas – el tío Nicolás- que mes tras mes, puntualmente, aparecía en los kioskos como apoyo de las actividades escolares. En Los Niños colaboran, la sección bellamente ilustrada por maestros como Carlos Cruz Diez y Virgilio Trómpiz, donde quebraron lanzas muchos que serían con el tiempo pintores, historiadores y escritores de fuste.
Y fablistanes escribidores como quien suscribe y desea compartir con lectores amigos, igual que cada octubre, el recuerdo entrañable, con aroma a guayabas, a empanadas de cazón, esnoboles, turrones de coco y roscas azucaradas de un pueblecito amable que se fue para siempre con su galería de personajes maravillosos que me veían pasar por las calles asoleadas, pedaleando sin reposo sus vacaciones en la vieja bicicleta del almacén del abuelo.
Varsovia, octubre de 2024.
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