¡Una autopista eléctrica!
Miramundo por Gabriel Rumor, corresponsal internacional
El semanario alemán Spiegel trae la noticia sorprendente de que una pareja de estadounidenses ha concebido una alternativa a las autopistas tradicionales, sustituyendo la superficie asfaltada por otra a base de paneles solares.
En su casa de Idaho, Julie y Scott Brusaw, han imaginado una vía más limpia y segura que en el futuro permitiría no sólo movilizarse de un sitio a otro sino generar electricidad, ahorrar combustible y derretir la nieve invernal y, por si fuera poco, según afirman, reducir el índice de accidentes.
En su proyecto llamado Solar Roadways, las superficies generarían la energía necesaria para impulsar a los autos eléctricos, reemplazando el asfalto reducirían el uso de petróleo y contarían con pantallas de tipo LED, que servirían de señalización y, adicionalmente, de advertencia sobre eventuales riesgos en la vía.
Y como Roma no se construyó en un día, los Brusaws –él ingeniero eléctrico, ella psicoterapista- han dado un pequeño paso experimental con un bono de 750 mil dólares que recibieron del gobierno estatal en 2009 para construir un prototipo en un estacionamiento en su pueblo, Sandpoint, en la frontera canadiense.
En la composición del panel se superponen tres capas: la superior, dura como el acero, que contiene los paneles solares, las luces LED y el calentamiento; la intermedia, con la unidad microprocesadora de control que activa las luces y comunica con los paneles de la vía, y la inferior que asegura que la corriente eléctrica llegue a las estaciones de recarga para los autos.
Hay, además, espacio para otros cables de teléfono y televisión.
Los problemas técnicos a resolver son a la medida del ambicioso proyecto, porque las capas de lo que llaman vidrio son duras como el acero pero no lo suficientemente lisas y, para añadir dificultad, los Brusaws han imaginado una serie de canales a lo largo de la vía para recoger el agua de lluvia y aprovecharla en los cultivos.
Admiten que les preocupa la eventualidad de terremotos, pero no los frena en su empeño, porque una catástrofe que arruinaría cualquier superficie de asfalto o concreto afectaría por supuesto a sus paneles solares, que, sin embargo, serían más fáciles de sustituir, y las conexiones que hacen de ella una carretera inteligente permitirían advertir a los conductores de los peligros en los tramos afectados.
Y, otro detalle a resolver, y en modo alguno despreciable, es que los paneles solares triplicarían el costo de construcción de las vías convencionales, a lo que responden los Brusaws, siempre optimistas, que con el tiempo, la tecnología rendiría los beneficios que aspiran para su sueño.
Varsovia, agosto 2013.
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