UN HOTEL PARA ABEJAS

 por Gabriel Rumor

En Vancouver, Canadá, la terraza del hotel Fairmont Waterfront ofrece una vista magnífica de la bahía y las montañas nevadas del North Shore mientras sirve, además, de santuario a un cuarto de millón de abejas de 400 especies endógenas de la Columbia Británica.
Es un refugio digno de encomio cuando se sabe que, según el New York Times, se perdió en el invierno del pasado año una cuarta parte del contingente apícola canadiense, con las lógicas consecuencias negativas para los agricultores que precisan de los laboriosos animalitos para polinizar sus campos y obtener abundantes cosechas.

Las abejas habitantes imprescindibles

Las abejas habitantes imprescindibles

Juntos mas no revueltos en el hotel, por supuesto, cohabitan huéspedes e insectos, con un mayordomo especial y una veintena de empleados que sirven de guías a los visitantes tan pronto despunta la primavera hasta la llegada del otoño.
Julia Commons, la supervisora general, se encarga de verificar su bienestar cada semana, junto con su hija, co-fundadora de una ONG, Colmenas para la Humanidad, en uno de los barrios más pobres de la ciudad, como un ejemplo a seguir por los sacrificios que los insectos consienten como norma para la supervivencia de la colmena.

Hotel con abejas

Hotel con abejas

El programa apícola que abarca hoy veinte instalaciones en el mundo entero e igual número de polinizadoras, es un legado del compromiso que el grupo se planteó, hace diez años, de realizar un impacto tangible en el desarrollo de las comunidades locales donde operan sus hoteles.
Ahora, acorde con los tiempos, seis hoteles en sitios tan diversos como San Francisco y el monte Kenya han incorporado recursos digitales de monitoreo en tiempo real, en colaboración con una empresa canadiense de tecnología, para obtener un conocimiento más cabal de esos magníficos animales.

ONG Abejas para la Humanidad

ONG Abejas para la Humanidad

Que son altamente rentables porque producen cada año un promedio de cien kilos de néctar, que se integran luego a los menús del hotel en platos tan exquisitos como un salmón ahumado con helado quemado de miel, junto a un amplio botín de frutas y vegetales, que incluye fresas alpinas, acelgas suizas, ajos y tomates tradicionales, que, finalmente, conforman un menú de cuatro platos con 18 ingredientes que requieren polinización.
Y el circuito se completa porque un porcentaje de los beneficios van a la ONG de la señora Commons, encargada desde la temporada de 2017 del mantenimiento del jardín, que asimila a una suerte de apicultura terapéutica por la meditación que se estimula al contacto con la colmena.
Varsovia, agosto 2018