ELEFANTES SALVADOS POR EL MIEDO
Acostumbrados por las comiquitas a reir del el pánico incontrolable que los elefantes experimentan, presuntamente, a la vista de un escuálido ratón, ignoramos que el más colosal de los mamíferos terrestres sí muere literalmente del susto ante los enjambres de abejas, abundantes en las sabanas africanas.
Es cierto que está fuera del alcance de los insectos perforar con sus aguijones diminutos un pellejo de respetable grosor, pero no la trompa, la boca y los ojos, las áreas más sensibles de los paquidermos.
El New York Times informa que un tandem de científicos y abogados ha logrado persuadir a los granjeros de aprovechar ese miedo cerval para preservar tan fabulosos animales a los que tirotean con frecuencia en defensa de las cosechas y caen bajo el fuego de cazadores furtivos.
El remedio sería la instalación de colmenas a lo largo de las alambradas, como las que construye Save the Elephants, una ONG sin fines de lucro, a un costo que es la quinta parte de las cercas electrificadas y rinde el doble beneficio de proteger a los animales y produce hasta dos cosechas anuales de miel; y, de ñapa, actúan como barreras psicológicas contra la costumbre de talar y quemar los bosques adyacentes para incorporarlos a los terrenos de cultivo.
No es un procedimiento sencillo, porque los elefantes son bichos inteligentes que requieren el condicionamiento negativo de unas pocas picadas y no se inmutan, porque intuyen que no existe real amenaza, cuando los científicos se limitan a difundir grabaciones con el zumbido de las colmenas.
Hasta ahora, precisa el matutino, las cercas están siendo probadas en once países del Continente negro, con el apoyo de hasta doscientos voluntarios y, desde que investigadores de la Universidad de Oxford hallaron que también los elefantes asiáticos temen a las abejas – en menor grado, tal vez porque las de aquel continente son menos agresivas- se planea extender la experiencia a países como Sri Lanka, India, Nepal y Tailandia, donde los animales enfrentan un peligro aún diez veces mayor que sus primos africanos.
Caracas, febrero 2018.
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