Una reina vegetal que come ratas

Sus flores de dos metros y medio de amplitud hacen de la Reina de Corazones una de las plantas carnívoras más impresionantes del planeta.

Ha sido objeto de la curiosidad de miles de visitantes desde que se  exhibió por primera vez, hace siete años, en la Feria Internacional de Chelsea, en Inglaterra, pero, a pesar de las cuatro medallas doradas que la Sociedad Botánica Real ha otorgado a sus creadores, sólo hasta ahora vino a ser reconocida como una especie novedosa.

Su característica principal es que tiene una amplia abertura de 40 centímetros de largo por diez de ancho, a través de la cual se cuelan insectos, pequeños mamíferos y reptiles para caer en una suerte de reservorio que es, de hecho, el equivalente de nuestro estómago y donde son atacados por encimas y ácido hidroclorídrico para transformarlos en alimentos.

La Nephetes robcantleyi fue descubierta en 1997 por un antiguo funcionario de la policía de Hong Kong, reciclado en aficionado  de las plantas carnívoras, que recogió algunas semillas mientras exploraba una remota selva en las Filipinas.

De ellas logró germinar unas cuantas en los laboratorios de una empresa comercial de Sri Lanka, que son, quizás, las únicas existentes, porque en exploraciones posteriores no fue posible hallar otras en la misma región donde la vegetación ha sufrido los efectos de la depredación humana.

  Su nuevo estatus oficial ha convertido a la Nephetes en  protagonista de un documental filmado por sir David Attenbourough dentro de una serie consagrada a los Reales Jardines Botánicos, donde la planta suele engullir las ratas que, distraídas, caen víctimas de su peligrosísima piscina.

Gabriel Rumor, corresponsal en el exterior.

Toscana, febrero 2012.