El dron nuestro de cada día
A la conseja que insistían en repetir nuestras abuelas, de que el matrimonio y la mortaja del cielo bajan, habría que añadir ahora los drones, el último grito de la tecnología que esparce sangre, dolor y lágrimas, pero, también, ciencia benefactora.
“Son aviones pequeños y baratos, adaptados de modelos civiles, cargados de explosivos, que están haciendo aún más dura la vida del soldado; pueden infiltrarse en las torretas de los