Una infamia amarga como la bilis

Es imperioso denunciar este maltrato

Mark Madonald, un reportero del Guardian londinense ha revelado las condiciones infernales del negocio que representa en China la comercialización de bilis obtenida de una población superior a 20 mil osos pardos que sobreviven hacinados en un centenar de granjas gigantescas e insalubres.

Aborrecible la sonrisa del maltratador

En el origen del problema está en la creencia popular de las bondades de la bilis para aliviar los dolores musculares y articulares, las resacas y las migrañas y en el tratamiento de la impotencia, los cálculos renales, la cirrosis e incluso el cáncer.

Son enfermedades que, desde luego, podrían curarse con compuestos sintéticos, pero una gran parte de la población asiática prefiere la sustancia fresca de origen animal y aunque el presidente de la Asociación China de Medicina Tradicional, Fang Shuting, afirmó esta semana que la extracción con jeringas no causa  lesiones, los biólogos replican que el procedimiento sí produce infecciones y derrames que pueden llevar hasta la peritonitis, la septicemia y una muerte dolorosa.

Es evidente el deterioro del indefenso animal

Es, por supuesto, un proceso que enferma y debilita a las pobres bestias, que ven su vida reducirse de 24 a 8 años, pero eso, que equivale a una limitada productividad, es compensada por los criadores con la práctica, no menos bárbara, de proveer con sus garras el gusto de los restaurantes más sofisticados de Beijing y otras ciudades chinas. 

Se trata de una practica que recibe más y más críticas en los medios nacionales y ha generado acciones de hackers ecologistas contra el sitio web de la compañía farmacéutica Guizhentang, que se propone triplicar su producción con la venta de acciones en la Bolsa.

Una fundación privada remitió hace poco a las autoridades una petición suscrita por 72 personalidades de la vida deportiva y artística, solicitando el cierre de esas factorías y la transferencia de los animales a santuarios que protejan su bienestar. 

Pero la dificultad de controlar y erradicar la industria reside, también, en su rentabilidad fenomenal, porque una porción de 120 mililitros extraída en sólo quince minutos puede venderse en 800 dólares en el mercado vietnamita.

 Gabriel Rumor, corresponsal en el exterior

Toscana, febrero 2012.