Un tren de Europa a Beijing
por Gabriel Rumor
Están en curso nuevas “rutas de la seda” en forma de fenomenales proyectos ferroviarios que conectarán en un breve plazo a China con Europa, estimulando el crecimiento de las nuevas megalópolis que brotan al interior del gigante asiático.
Se habla de inversiones que superan los 40 millardos de dólares, que darán prioridad a las conexiones por tierra en detrimento de las vías marítimas tradicionales, para recortar hasta en un mes el tiempo que toma ahora el transporte de mercancías.
La Tribune de Geneve informa que la Organización Intergubernamental para el Transporte Internacional (OTIF), basada en Berna, estudia ahora las reglas para facilitar el paso de las fronteras mediante una legislación ferroviaria que conectará Armenia, Azerbaijan, Bulgaria, Georgia, Irán, Kazakhstan, Kyrgysztan, Moldova, Rumania, Tajikistan, Turquía, Ucrania y Uzbekistan, agrupados en el seno de la Comisión para el Corredor de Transporte Europa-Cáucaso-Asia (TRACECA).
En el estudio se determinaron varias rutas posibles: la del norte, que toca la frontera rusa, la central por el Mar Caspio, y la del sur, que se abrirá más pronto, estimulada por el reciente reingreso de Irán al club internacional de naciones, al punto que el primer tren de mercancías chinas arribó el 15 de enero a la estación de Teherán tras un recorrido de catorce días por más de diez mil kilómetros.
Fue una experiencia sin precedentes, apenas un mes después de que el presidente chino Xi Jinping visitara Irán, con el propósito de elevar en diez años a 600 millardos de dólares la modesta cifra de negocios actual de 50 millardos.
Los industriales chinos, naturalmente, salivan ante las oportunidades en perspectiva, como el gigante ChemChina, interesado en adquirir la firma agroquímica suiza Syngenta y los neumáticos italianos Pirelli, rebautizados Marco Polo en un nuevo holding; y todos los países del Asia Central cifran grandes expectativas, como lo manifestaron algunos de sus representantes en el reciente Foro de Davos, subrayando el espaldarazo que tal proyecto ejercería en la economía de la región.
Uno de ellos, Giorgi Kvirikashvili, Premier de Georgia, expuso su ambición de construir un nuevo puerto en aguas profundas sobre el Mar Negro para transformar su país en un corredor que aceleraría los vínculos con los puertos del Mediterráneo, contribuiría a disminuir las tensiones políticas con Rusia y, abriría al mundo el enclave de un Kazakhstan, potencialmente riquísimo pero que ahora se asfixia por la carencia de una conexión oceánica.
Caracas, marzo 2016
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