REVERDECER EL NOBEL

 miramundo por Gabriel Rumor

Devenido rito anual, la Academia Sueca estuvo revelando los Premios Nobel en un goteo bien dosificado para mantener el suspense mediático, reavivando, como cada otoño las voces que exigen un aggiornamento, para acoplarlos a los tiempos que corren.

Una de ellas, el comentarista Gabriel Popkin ha lamentado en el New York Times que si bien la ciencia no ha cesado de expandirse para incluir facetas vinculadas de forma creciente con nuestra vida cotidiana, los Nobel continúan reservados a una fracción estrecha de la comunidad académica y afirma que se impone ampliarlos más allá de la física, la química o la medicina, que motivaron al industrial sueco en su momento.

El cambio climático y el Premio Nobel no están sintonizados

El cambio climático y el Premio Nobel no están sintonizados

¿Cómo puede soslayarse aún la importancia de los estudios ambientales, cuando la British Ecological Society data de 1913 y, dos años después, Alfred Wegener planteó su teoría de la deriva continental que condujo a explicar fenómenos como los terremotos, los volcanes y la formación de las montañas; el primer modelo meteorológico computerizado nació en los años 50 y la climatología ha crecido exponencialmente desde que la amenaza del calentamiento global fue aceptada por primera vez hace ya seis decenios?

  Los bosques y los océanos –ha escrito- son esenciales para la habitabilidad del planeta pero ni remotamente podría un investigador forestal o marino o un educador científico soñar con el preciado galardón, y cuando el agrónomo Norman Borlaug fue reconocido en 1970 por sus avances en el cultivo del trigo o el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático y el exvicepresidente Al Gore lo fueron en 2007 fueron englobados en la categoría de la Paz.

El premio Nobel debe ampliarse a estudiosos de la naturaleza y cambio climático

El premio Nobel debe ampliarse a estudiosos de la naturaleza y cambio climático

Es una queja de vieja data porque diez prominentes científicos e ingenieros, entre ellos un laureado Nobel, exigieron en 2009 que se reconocieran otros campos, así como había ocurrido con la creación de la categoría de Economía, a lo que la Academia respondió que, hasta ahora, sus comités habían sido razonablemente exitosos en detectar los mayores logros de la civilización moderna.

Se trata de un reclamo que va más allá del oropel o la recompensa crematística, porque –según Popkin- la línea oficial ha creado universos científicos paralelos, reservando a uno de ellos los beneficios y la potencialidad de realizaciones que otorga su poderosa capacidad mediática.

 “Que el premio científico mundial más importante haya ignorado fenómenos profundos en la ciencia puede dañar no sólo a los científicos marginalizados sino a la posición general de la ciencia en una sociedad más amplia, como sugieren ya la merma en los financiamientos y el incremento de los ataques políticos a la ciencia en muchos países”, denuncia el comentarista.

Los océanos son fuente vital para el planeta, pero sus estudiosos no reciben el Nobel

Los océanos son fuente vital para el planeta, pero sus estudiosos no reciben el Nobel

Y no se trata, concluye, de regatear el aplauso a los investigadores reconocidos, pero “así como es maravilloso impulsar la física, la química, la fisiología o la medicina, también lo es enfrentar los problemas ambientales, predecir los desastres naturales, desmitificar la interacción de las especies y educar a la población para lidiar con tópicos científicos complejos e importantes, y el Nobel debería dar un gran salto hasta el presente y brillar con una luz aún más intensa, zafándose de la visión decimonónica de lo que es la buena ciencia”. 

Bosques para la vida

Bosques para la vida

 

Varsovia diciembre 2016.